Estáis teniendo una discusión. En el fondo de tu corazón, y gracias al autoconocimiento que has desarrollado durante toda tu vida, sabes que estás sobredimensionando el problema porque no has estado sintiéndote bien estos últimos días. Quizá por estrés. Quizá por frustración. Quizá porque estás enfadadx con otra persona. Así que le dices a tu pareja que necesitas parar la discusión, guardar silencio y retomarla cuando estés en un mood más equilibrado. Ese silencio es positivo. Ese silencio es una herramienta empática que persigue el bienestar de todas las partes. Sin embargo, el silencio puede convertirse en un arma cruel cuando se utiliza con intenciones más oscuras.
El silencio como castigo
En concreto, y como explica el psicólogo Bernard Golden en una publicación en Psychology Today, "el trato silencioso se convierte en abusivo cuando se utiliza para controlar, manipular o castigar a alguien, cuando es parte de una tendencia pasivo-agresiva general en una relación o cuando refleja una forma de gaslighting". Es entonces cuando pasa a ser la ley de hielo, una actitud durante la cual se ignora a la otra persona para penalizarle, hacerle sentir miedo sobre la supervivencia de la relación, disminuir su autoestima o confundirle". Según este mismo experto, "nunca es una señal positiva para el éxito de la pareja". Esa toxicidad condenará la relación inevitablemente.
Pero no lo hará sin costes. Por el camino, la persona que padece la ley de hielo sufrirá sus consecuencias emocionales. En palabras de Golden, este comportamiento "crea una atmósfera de ansiedad, miedo y tristeza que excluye cualquier sensación subyacente de seguridad, causa infelicidad y daño psicológico y puede llevarte a sentir ira, abandono, rechazo y angustia general". Y lo peor de todo es que cuando tu pareja te aplica la ley de hielo, comienzas enfadándote con esa actitud, pero puedes terminar realizando una autocrítica injusta. Algo así como "si está tan dolidx como para no hablarme es que debo haberlo hecho muy mal aunque no lo haya percibido así".
Aléjate o comunícalo
Por eso debes protegerte. Especialmente si eres una persona con una autoestima frágil o con un estilo de apego inseguro. En ambos casos, generalmente interconectados, la ley de hielo puede ser realmente destructiva. Y no te lo mereces. En ese sentido, las sugerencias que da Golden incluyen expresarle a la otra persona que reconoces que está molesta porque no te habla y que te gustaría profundizar en cómo se siente. Hazlo una vez y con asertividad. No insistas. No te rebajes. Además, el psicólogo también aconseja "ser consciente de cualquier tendencia a culparte a ti mismx" para que no acabes responsabilizándote de un silencio del que no eres responsable.
La lista de recomendaciones también comprende determinar si la aplicación de la ley de hielo por parte de tu pareja es un patrón. En caso de que sí lo sea, muéstrate autónomx y no respondas a dicha actitud con un exceso de atención. Si además de la ley de hielo, aplica otros comportamientos tóxicos como los intentos de control, los celos permanentes, los gritos o las amenazas, "es posible que desees preguntarte si esa relación es verdaderamente lo mejor para ti". Porque muy probablemente no. Nadie tiene por qué lidiar con esa mierda. Por último, Golden aconseja mantenerse unido a los amigos y la familia: ellxs te ayudarán a protegerte de cualquier abuso.