El método científico para ganar cualquier discusión en segundos

Puede resultar difícil de creer, pero los científicos creen que existe un método para ganar en cualquier discusión y sin que se note el truco

En uno de sus ensayos más célebres, El zoo humano, el zoólogo británico Desmond Morris explica que, pese a los avances culturales y tecnológicos, las personas seguimos siendo animales sociales determinados por el estatus. Y, en estos tiempos más pacíficos, donde someter físicamente al resto de individuxs ya no genera un aumento del estatus sino una disminución, afortunadamente, el estatus parece definirse principalmente por la madre de las victorias: tener razón en las discusiones. Pero es muy difícil lograrlo. La cabezonería nos rodea incansablemente. Lo bueno es que hay un método científico para salir ganadores.

Y no, no es un método inventado hace dos semanas. Como afirman desde el portal Magnet, fue Blaise Pascal quien en el siglo XVII comprendió el secreto más valioso de la dialéctica: solo puedes conseguir que otra persona ceda y reconozca que eres tú quien está en lo cierto cuando le das un poquito de razón previamente. Como dicen desde este medio, "a las personas no nos gusta que afronten nuestra inteligencia, y por eso es importante que nos sintamos validados por nuestro interlocutor antes de señalarnos nuestro equívoco". Algo así como "es verdad que eso es así, pero..." o "en parte tienes razón, pero...". Y ya está.

Esto es infinitamente más productivo que las actitudes soberbias. Tanto para el enriquecimiento del debate, que debería ser nuestra máxima aspiración en realidad, como para salir victoriosos del mismo. Imagínalo al revés. Terminas tu intervención e inmediatamente después la otra persona te suelta un "estás totalmente equivocado" o "pero cómo puedes pensar algo así" delante de cierta audiencia. Es necesario disponer de un altísimo nivel de inteligencia emocional para no sentirte atacadx y activar tus mecanismos de defensa. Será muy complicado que acerquéis posturas. Ya no se trata del debate. Ahora es ego y estatus.

Pero no es lo único que podemos hacer para reducir la cantidad de ego presente en el debate y facilitar que la otra persona nos dé la razón en caso de que la tengamos. "Otro de los trucos que aconsejaba Pascal en sus Pensées es precisamente no exponer directamente tu punto de vista, sino dejar que sea el otro el que acabe llegando a esa conclusión por sus propias deducciones mentales", cuentan en Magnet. Al final, lo que todo el mundo quiere es sentirse inteligente y capaz y no alguien perdido a quien tienen que explicarse todas las cosas como si estuviera en el colegio. Somos seres orgullosxs. No hay mucho más.

Por supuesto, hablamos de una situación hipotética en la que una parte está mucho más cerca que la otra de la verdad y esta última es consciente de ello, pero simplemente se niega a aceptarlo por orgullo. Porque si la otra persona tiene argumentos sólidos, probablemente no deje de sostenerlos solo porque uses un truquito. En ese sentido, es muy importante pararnos un momentito para calcular si verdaderamente existe una diferencia tan abismal de precisión en los argumentos como para esperar que el otro cambie. Quizá seamos nosotrxs quienes estamos atascados en una defensa inútil del estatus sabiendo que estamos equivocados.