¿Cuántas parejas conoces que parecía que se amaban y ya no están juntxs? Incluso no hace falta mirar a las personas de nuestra misma edad, fijándonos en padres u otras relaciones de gente más adulta hemos visto que el amor termina o bien porque la llama se apaga o bien porque, de repente, las personas se dan cuenta que hay algo que falla y que tiene que cambiar. Uno de los principales inconvenientes que se observan a la hora de analizar las rupturas es que muchas de las personas que inician una relación, no están realmente preparadas. No hay que sentirse preparadx para ello, hay que estarlo, con cada uno de los ingredientes que eso significa. Pero claro, ¿cómo puedes saber si estás o no preparadx? ¿Cómo lo detectas? Quizás hay una frase que pueda darte una idea: “hay un momento en la vida que todo lo que te pasa es tan bueno que solo quieres compartirlo con alguien”.
Esto puede desengranarse para poder entenderlo mejor: la persona debe llegar a tu vida para que podáis compartir lo que ya estáis disfrutando por vuestra cuenta. Realmente no estás listx para una relación hasta que lo que vives en soledad es todo lo que quieres y lo que necesitas para encontrar tu propia felicidad. Si no conseguimos estar bien por nuestra propia cuenta traeremos factores que serán tóxicos para formar una relación. Esto hará que, con el tiempo, llegue a fracasar y no entiendas por qué. Muchas de las rupturas que no se comprenden tienen este problema de base porque las personas buscan tener una relación para rellenar factores que les faltan.
Felicidad propia
Para que una relación funcione y pueda empezar bien ambas personas deben estar felices. Estar feliz es diferente para cada ser humano y es un factor importante porque no siempre estarás al lado de tu pareja, con lo cual, tus momentos de soledad deben gustarte y hacerte sentir bien. Solamente tú eres responsable de tu propia felicidad, no es trabajo de la pareja, la pareja está para acompañar ese estado. Cuando esto no es así se forman relaciones de dependencia y de apego que hacen que el amor se marchite con mayor facilidad.
Confianza propia
Algunos de los mayores conflictos en las relaciones se basan en la confianza. A las personas nos da miedo que nos fallen porque esa confianza en unx mismx no existe. Cuando vemos que nuestra pareja nos necesita para poder tener amor propio o confianza es posible que eso no nos atraiga o nos haga sentir que somos responsables de ello. La responsabilidad se trabaja en soledad. Cuando una persona ve que su pareja está demasiado aferrada y pegajosa, puede empezar a alejarse, lo que hará que la persona se pegue aún más. Esto conducirá a una ruptura porque la necesidad de la otra persona deriva en un problema de inseguridad y de falta de confianza.
Problemas resueltos
Todxs soportamos el dolor y el trauma a lo largo de nuestra vida, el problema es que lo hacemos sin resolverlos o procesarlos. Muchas personas no son siquiera conscientes de lo que les pasa, las emociones se reprimen y se sigue viviendo como si no pasara nada. Para tener una relación sana y para que esa relación llegue en el momento indicado debemos hacer un viaje de introspección. Debemos también pensar en nuestra infancia y en cómo fue para entender lo que nos ocurre en el día a día y cuál puede ser el origen de lo que nos hace sentir mal. Una vez que empecemos a estar en paz con ello, estaremos más preparadxs para entrar en una relación.
Hay que aprender a tener una vida tranquila en soledad. Aprovechar el tiempo libre y dedicarlo a lo que nos gusta hacer, estar en un trabajo o estudiando algo que nos haga sentir bien y que nos complete. Tener rutinas saludables no significa hacer deporte y comer bien que también pero sobre todo es el hecho de tener nuestros días con planes que para nosotrxs ya de por sí sean saludables, aunque se trate de leer o de dar un paseo. Cuando la energía se torna positiva y te sientes en equilibrio contigo mismx, el amor aparecerá porque esa energía se siente y se percibe.