En una relación, unx no puede vivir toda la vida pidiendo perdón o diciendo “no te enfades” porque la otra parte de la relación se pasa el día ofendiéndose por cualquier comentario. Es muy duro medir cada palabra, cada expresión y cada tono y al final aunque las personas hipersensibles sufran mucho, ese sufrimiento acaba rebotando y afectando a la otra parte de la relación.
Un artículo reciente de La Mente es Maravillosa explica cómo generalmente la persona que convive con una persona hipersensible tiende a cargar con las culpas de casi todas las discusiones con tal de subsanar la ofensa que ha sufrido la otra persona en un proceso que conocemos como culpa defensiva, pero eso no significa que siempre tenga razón ni que ese sufrimiento no acabe afectando a la otra persona.
Las personas hipersensibles viven en un constante estado de autodefensa, interpretando todo lo que se le dice en clave de ataque y las probabilidades de herida son muy elevadas. Lo hacen por sus grandes problemas de autoestima y acaban desviando culpas y malestares hacia las personas que le rodean.
Si amas a la persona hipersensible con la que estás, está bien que luches por la relación y seas capaz de valorar las partes positivas de esta persona, pero uno de los pasos más importantes a tener en cuenta es hacerle ver que su rol de víctima no es siempre cierto, que también te está dañando cuando se ofende con cosas con las que nadie se ofendería, que está propagando infelicidad dentro de sí mismo y con los que le rodean con esta actitud.
También es importante que entienda que debe meditar sus opiniones antes de dar un juicio u opinión, pues convertirte siempre en diana de sus problemas es algo que te acaba dañando. Darse unos 30 segundos para meditar antes de hablar siempre es una buena idea, aunque no es fácil llevarla a cabo.
Y por último, hay que ayudarle a reforzar su autoestima pero también que sea capaz de valorar la tuya, porque una relación es cosa de dos y es imposible que gire en torno a una sola persona. A veces, tomar distancia es la única solución ante una persona hipersensible, a la que hay que pedirle distancia y respeto para que no estalle a las primeras de cambio. Cuando la autoestima es un campo de minas, siempre te acaba explotando.
La hipersensibilidad, eso sí, es un rasgo de personalidad y no un trastorno.