Últimamente se escucha mucho aquello de que los conflictos son parte de las relaciones. Y es cierto. La búsqueda de una armonía perfecta y permanente es simplemente ridícula y está destinada al fracaso. Sin excepción. Pero esta realidad tampoco debería servirnos como excusa para aguantar más de la cuenta en relaciones rebosantes de discusiones. Porque las hay. Y las hay porque algunas personas, como bien dice el bueno de Alfred en El caballero oscuro, solo quieren ver arder el mundo. La insatisfacción que cargan es tan profunda que intentan con toda la fuerza de su alma arrastrarte hacia los confines de su oscuridad vía enfrentamientos, reproches y combates verbales.
Y la manera más sencilla de lidiar con estas personas es evidente: mandarlas muy lejos de tu vida. El problema es que no siempre puedes. Ese compañero de trabajo con el que te ha tocado liderar un proyecto, esa hermana que está ahí siempre que vuelves a casa para las navidades o ese vecino de la casa de al lado tan sumamente quejica no van a desaparecer solo porque lo desees. Así que te toca sufrirlo. En palabras del doctor en psicología Seth Meyers, “tratar con una persona así a menudo te hace sentir que no puedes ganar, o que no importa cuánto intentes evitar interacciones frustrantes con ella porque nada de lo que haces parece cambiarle o detenerle”. Es desesperante.
Pero no todo está perdido. Hay una verdad, muy escondida detrás de tantas peleas y emociones confusas, que puede ayudarte a relacionarte más saludablemente con esx buscadorx de conflictos presente en tu vida: se trata de entender que “aunque te afecte a ti personalmente, su comportamiento no trata sobre ti personalmente”. No te detesta. No tiene nada sólido contra ti. No mantiene una cruzada mental contigo ni eres el villano de su película. Según Meyers, “basándose en muchos años de experiencia clínica puedo decir que las personas que buscan conflictos con una persona casi siempre buscan conflictos con otras”. La verdadera condena la lleva ella a cuestas.
No obstante, y aunque esta despersonalización de su actitud reduzca las molestias que te causa, te sigue jodiendo que sea así. Pero en la gran mayoría de los casos no es consecuencia de la maldad. Es el fruto de una malísima capacidad comunicativa, de una tendencia al pensamiento irracional, de una cierta inconsciencia acerca del equívoco propio y de una inoperancia preocupante para la cooperación. Además, asegura el doctor, algunxs buscadorxs de conflictos presentan trastornos del estado de ánimo. Esto no quiere decir que debas tener una paciencia infinita con ellxs, pero quizá aumente lo suficiente tu empatía como para no odiarles máximo. Muy buena suerte.