Que no te cuenten rollos: el ghosting es injustificable. No hay razón alguna para desaparecer de la noche a la mañana sin una explicación. ¿Ya no estaba interesado en ti? ¿Volvió con su ex? ¿Decidió que prefería pasar una temporada disfrutando de sí mismx sin complicaciones? Vale. A nadie le parecería un delito nada de ello. Pero que te lo cuente. Que pase ese pequeño mal trago de incomodidad. Es lo mínimo que debemos hacer por los demás. Dicho esto, el ghosting tiene un primo mucho más amable que no solo no es condenable, sino que en ocasiones puede ser recomendable “para minimizar el daño emocional”, cuenta la experta Jourdan Travers en Psychology Today. Se trata del caspering.
Nombrado así en honor al fantasmita de la película de los noventa, el caspering consiste en “un destete gradual de la comunicación en lugar de un acto abrupto de desaparición”. No te esfumas de repente. No le bloqueas de todos lados y le dejas sin un adiós. Lo que haces es comunicar tus sentimientos y, si hay un apego intenso por la otra parte, ir reduciendo el contacto progresivamente. De esta manera, explica la autora, le das la oportunidad de transmitir asimismo sus propios sentimientos, asimilar la decepción y recibir un cierre que no le deje colgadx en la duda. Es de lógica, ¿no? Todo el mundo merece consideración. Todo el mundo merece un punto y final amable.
¿Tanto cuesta ser sincerxs?
O como lo llama Travers: una muerte con dignidad. En sus propias palabras, “la investigación indica que las personas con un fuerte anhelo de cierre, un deseo de evitar la ambigüedad y una necesidad profunda de comprender por qué terminó una relación pueden experimentar una angustia emocional pronunciada después del ghosting. ¿Tanto cuesta ser sincerxs? ¿Tanto cuesta escuchar? ¿Tanto cuesta mostrar respeto? Porque eso es lo que hace el caspering. “Al elegir el caspering en lugar del ghosting, las personas transmiten el mensaje esencial de ‘te respeto lo suficiente como para concluir nuestra relación cuidadosamente”. Abres la puerta para irte, pero avisas y sonríes.
Y sí, si ha sido una aventurilla de diez citas, quizás prefieras saltarte las conversaciones y no tener que profundizar en lo que no funcionó. Eso está claro. Pero la responsabilidad emocional no pasa por disfrutar de estas situaciones desagradables, sino por actuar con moralidad incluso bajo estas circunstancias. No importa si para ti ha sido algo intrascendente. La otra persona ha podido desarrollar apegos. Además, y siempre según esta especialista, el caspering también te ayuda a ti, pues te “equipa con el coraje y el vocabulario para tener conversaciones difíciles a tu propio ritmo” en lugar de andar escondiéndote. Es un comportamiento que te dignifica y revaloriza.