Todas las relaciones pasan por una serie de fases con las que hay que lidiar. Igual que no existen dos personales iguales, tampoco hay dos etapas de sexo similares. La culpa es de Hollywood que nos hace creer que nuestro cuerpo responderá ante todas ellas con la misma fuerza que un actor porno, pero no. Nada de eso. Esto es un repaso básico de cómo sufrimos en primera persona la evolución del sexo en una relación. Del sexo desenfrenado hasta el patetismo ilustrado. Todo cuenta.
1. La época Amélie
O la época Crepúsculo, o Diario de Noah, o todas juntas. Esta fase se caracteriza por las vergüenzas y los movimientos lentos. Como todavía no hemos cogido la suficiente confianza, nos centramos en aquellas posturas que no son excesivamente grotescas para una primera vez. Nada de cosas extrañas no vaya a ser que el otro crea que somos unos auténticos guarros. Que no se note que llevamos más de tres meses sin frungir, que nos resta credibilidad en el arte del sexo y queda feo. Si hubiera que definir la época Amélie con un color, sería rosa, y sabría a cupcake con glaseado de azúcar y trocitos de chocolate puro en su interior. Una maravilla sensacionalista para los cinco sentidos. Ay, tontorrones...
2. La lujuria desenfrenada
Esta es la fase donde viajas a primero de bachiller y estudias de nuevo el cuerpo humano en profundidad. Vamos, que vas cachondo/a a todas horas. No hay tiempo, ni distancias, ni límites a la hora de practicar este famoso arte. Te levantas, y sexo. Desayunas, y sexo. Vas a cenar, y sexo. Estáis en el cine, y sexo. Alguien pronuncia la palabra sexo, y sexo. Pasamos además de 0 a 60€ en nuestro presupuesto dedicado a ropa interior cuqui y nuestras partes íntimas gozan de una belleza visual tan potente que el vanguardismo nos pide perdón por no haber estado a la altura durante tantos siglos. Qué buen trabajo estáis haciendo, joder. Bravo.
3. Cuando tus feromonas te piden un break
Ahora es cuando tu cuerpo empieza a hablarte y te pide por favor un poco de descanso. Si le escuchas atentamente, te darás cuenta de que lo único que necesita es un poco de estabilidad, que no se puede ir siempre por la vida con agujetas hasta en el dedo gordo del pie. En este momento es cuando se establece un máximo de tres polvos por semana, pero os conocéis y sabéis vuestros puntos clave. Os habéis convertido en los reyes del sexo y ahora vuestro empleo más destacable en el currículum es el del provocador de orgasmos. Qué fieras, claro que sí. *No te equivoques con el siguiente gif, tú representas la mujer de amarillo.
4. Hola, ¿es aquí la aburrida estabilidad?
De los mensajitos cachondos en horas de trabajo al estilo "no me he puesto ropa interior, esta noche te espero desnuda en la cama", pasamos a los "la cena ya está lista, por favor, compra tú la Coca-Cola que de todo me tengo que encargar yo". Volvemos a las bragas de cuello vuelto y a los calzoncillos con agujeros, y eso sin contar que los pelillos de más merodeando libres por nuestro cuerpo tienen una importancia de cero bajo cero. Del "cariño, qué sexy estás hoy", la cosa cambia a "pero vamos a ver, ¿ahora quién eres, Macario?".
5. Lo que el viento se llevó
Ya nada queda de esa época contorsionista donde no le teníamos miedo al vértigo y nuestras piernas se ponían hacia arriba y hacia abajo desafiando a las posturas del Kamasutra más imposibles. El sexo pasa irremediablemente a un segundo plano porque aquí lo que cuenta es el cariño. Vuestros pies se entrelazan en el sofá, un beso que os lleva a otro y los restos de una noche de gordos que se deslizan en el sofá. Espera, si mi intuición no me falla, parece que esta noche va a haber tema. A ver que mire... Ah, pues lo siento, NO.
6. Activando protocolo de Emergencia
Esto no puede seguir así. Nos hemos dejado por completo, parecemos una de esas parejas que llevan juntos cuarenta años. Quiero ser joven, quiero sentirme joven, hay que hacer algo y hay que hacerlo ya. Es urgente, tenemos que hablar.
7. La Cruda Realidad
Llegados a este punto de la relación, el guion ahora reza así: rutina, broncón del doce, reconciliación y vuelta de nuevo al punto uno. Te lo mereces, campeón, te mereces dos noches de sexo seguidas sin descansar y hasta que te flaqueen las piernas. Lo sabes porque algo te lo dice y cuando ese algo te lo dice no hay nada que pueda salirte mal. Los astros están alineados y Júpiter se encuentra en la casa siete. Esperanza Gracia te dice que HOY SÍ QUE SÍ. Enhorabuena.
Una relación basada en el sexo es una mierda, tanto como una relación sin él.
Crédito de la imagen: Emmanuel Rosario