7 cosas que no deberías hacer después de ser infiel

Culpar a los demás, intentar comprar su perdón o no legitimar su rabia no os ayudarán a salir adelante

Las infidelidades suelen ser eventos muy traumáticos para las parejas. Aunque solo dos de cada diez veces termina en infidelidades inmediatamente, provoca un maremoto de sentimientos, actitudes y comportamientos anómalos que erosionan la felicidad de ambas personas. Reconstruir la confianza tras un acontecimiento así no es sencillo. Tu pareja necesita tiempo, compromiso con la relación por tu parte y, por encima de todo, que no empeores las cosas con acciones contraproducentes. En concreto, existen siete conductas que debes evitar a toda costa.

Déjalo, no sigas con la mentira

La primera de ellas, según cuenta el psicoterapeuta sexual Robert Weiss en Psychology Today, es seguir engañándole. Ahora ya has visto el dolor que le provoca la infidelidad. Y tu pareja sabe que lo sabes. Si reincides, el dolor será aún mayor. Será la puntilla final. La segunda son las mentiras. Sí, has parado de engañarle, pero sigues contando trolas acerca de lo que pasó, edulcorando la verdad para no salir tan mal paradx. Y se nota. Esas mentiras son más dolorosas incluso que la propia infidelidad. No hay confianza ni honestidad.

No es culpa de los demás

La tercera de ellas es culpar a otras personas. En palabras de Weiss, "si deseas sanar tu relación, debes asumir la responsabilidad de tu comportamiento y no eludirlo". No eres un bebé. Aunque no esperes que tu responsabilización y tus disculpas den lugar al perdón inmediato o al regocijo de tu pareja. Esa es la cuarta conducta a evitar: "El hecho de que finalmente te comportes de la manera que prometiste comportarte cuando te comprometiste con tu relación no es motivo de celebración". No van a galardonarte por ser emocionalmente responsable. 

Tu pareja necesita sanar

La quinta conducta es la compra del perdón. Tras solicitarlo, y ver que no llega en los tiempos que tú quieres que llegue, te lanzas a hacer acciones compensatorias como prestar una atención desmedida o tener detalles súper bonitos. Pero esto no funciona. Primero, porque el daño está hecho y tu pareja necesita tiempo para sanar. No hay atajos posibles. Segundo, porque puede interpretarlo como una manera de intentar dejar rápidamente atrás el problema como si no hubiera pasado, de privarle del duelo que debe experimentar.

Lo mismo ocurre con tus intentos de tranquilizarle. Tiene derecho a estar enfadadx. Repetimos: tiene derecho a estar enfadadx. Y si cada vez que desde su dolor deja entrever algo de ira te esfuerzas en apagarla, le harás sentir que no legitimas esa misma ira. No lo hagas. El dolor tiene mil maneras de salir a la luz. Permítele liberarlo. Por último, y más grave aún, están las amenazas y agresiones ante esta ira. Decirle que te irás si no logra perdonarte pronto o faltarle el respeto es muy ruin. Tienes que estar por encima de eso. Siempre.