Un día te vas a dormir con 22 años y al siguiente te despiertas con 30. Pensabas que no iba a pasar tan rápido, que a estas alturas ya tendrías las cosas más solucionadas, o por lo menos una de ellas: la pareja. A lo mejor estás con alguien que no te acaba de convencer, o eres soltero de largo recorrido, puede que hasta ahora te habías permitido ir de flor en flor, no comprometerte, ser exquisito o demasiado poco exigente pero, de repente, el cambio de dígito te golpea y los temores afloran.
1. ¿Habré esperado demasiado?
2. ¿Todavía queda alguien ahí fuera para mí?
3. ¿Y si no encajo con nadie?
4. ¿Me habré conformado con poco?
5. ¿Habré pedido demasiado?
6. ¿Aguantaré con esta persona toda la vida?
5. ¿Me tendría que haber quedado con mi último/a ex?
6. ¿O el anterior?
7. ¿Debería llamarle/a?
8. ¿Y si nunca tengo hijos?
9. ¿Y si los tengo y no soy un/a buen/a padre/madre?
10. ¿Pasa algo si no tengo?
11. ¿Pasa algo si nunca tengo pareja?
12. ¿Será que no soy suficiente?
13. ¿Será que no tengo nada que ofrecer?
14. O tal vez no sé querer.
15. Tenía que haberme puesto a buscar antes.
16. Tal vez el amor de mi vida pasó por delante mientras yo miraba a otra parte.
17. ¿Existirá eso del amor de tu vida?
18. ¿Me habré dedicado demasiado al trabajo?
19. ¿Habré sido muy egoísta?
20. ¿Soy demasiado independiente?
21. ¿Me habré acostumbrado demasiado a estar solo/a?
22. ¿Seré capaz de adaptarme a alguien?
23. ¿Debería dejar esta relación y buscar otra?
24. ¿Debería buscar otra antes de dejar esta?
25. ¿Seré capaz de estar solo/a?
26. ¿Me quedaré solo/a para siempre?
27. ¿La gente me verá como a un/a perdedor/a?
28. ¿Encontraré a alguien que me entienda?
29. ¿Me estaré perdiendo algo mejor?
30. ¿Estaré echando a perder mi vida?