Cómo perdonar a alguien usando la Ley del Espejo

Esta técnica creada por el japonés Yoshinori Noguchi considera que todas las personas son un espejo de tu mundo interior

La realidad objetiva no existe. El universo está compuesto de partículas diminutas que nuestro cerebro interpreta de una manera determinada. Los colores, las formas, las personas e incluso las experiencias. Todo lo que ves está bañado de ti. De tus filias, de tus miedos, de tu mundo. Lo que parece haber ahí afuera, tan ajeno, no es más que un reflejo de cómo te sientes. O en otras palabras: todo, absolutamente todo, es un espejo. O al menos así lo cree el escritor nipón Yoshinori Noguchi, autor del libro La ley del espejo.

Cómo funciona

Tu jefa es idiota. Tu padre te minimiza. Y tu novia no te escucha cuando le hablas. Esas son las impresiones que tienes cuando estás frente a ellos. Y eso te llena de rabia. Acumulas enormes cantidades de pequeños rencores. Los miras y los señalas como los únicos responsables de tu malestar. Tú no tienes nada que ver. Tú no eres parte del problema. Tú eres la víctima. O eso te dices tú. Porque el autor japonés tiene una teoría al respecto: nos estamos enfadando siempre con nosotros mismos. Y ocurre de cuatro formas distintas:

1. Similitud. Según Noguchi, nos molestan tantísimo algunas actitudes o comportamientos del resto de personas porque nosotros también cargamos con ellas. La mente inconsciente, tan ególatra, no soporta la imagen que le devuelve ese espejo: una imagen fea y oscura. Por tanto, y como mecanismo de defensa, se revuelve contra el espejo, nunca contra sí misma. La única solución posible, dice el autor, es aceptar nuestras mierdas y querernos un poquito más.

2. Oposición. Noguchi cree que a veces ocurre exactamente lo contrario. Nuestro ego está tan identificado con determinadas conductas soy bueno, soy generoso, soy fiel, soy activo que se enfada desproporcionadamente cuando alguien muestra conductas opuestas. No porque nos importe lo más mínimo la vida de los demás, sino porque cuestiona la narrativa personal que nos contamos, nuestra identidad. Así que contratacamos con desagradado.

3. Tu actitud ante terceros. Dice el autor japonés que cuando estamos frente a alguien que nos está molestando, no necesariamente está reflejando nuestra actitud hacia él. A veces es el eco de nuestro comportamiento con una tercera persona. O dicho de otro modo: nos jode que alguien sea distante o complicado o duro porque nosotros estamos siéndolo con otra persona de nuestra vida y nos disgusta que alguien nos lo recuerde.

4. Idealización. En este caso, lo que nos devuelven esos espejos llamados personas es nuestra decepción porque el mundo, y en concreto esas personas, no sean tal y cómo nos gustaría que fuera. Nos molesta equivocarnos, haber generado trillones de expectativas que al final no se han cumplido porque, claro está, la gente no está en el mundo para encajar en nuestro cuento perfecto. Es el reflejo de nuestra incapacidad para aceptar que las cosas son como son.

Cómo perdonarte

Vale, digamos que esta herramienta de autodescubrimiento ideada por Noguchi resuena dentro de ti. Que puedes ver un espejo en la cara de otra persona. La pregunta ahora es: ¿cómo puedo utilizar esa información exterior para encontrar más paz? Orientándola al perdón, según Noguchi. Después de todo, y como escribe el autor nipón, "si sientes resentimiento hacia alguien y te dices que 'no se lo puedes perdonar', no conseguirás nunca la paz interior". Y para hacerlo, señala, es necesario seguir los siguientes ocho pasos.

1. Piensa en todas las personas que forman parte de tu vida -tus padres, tus colegas, tus ex, tus compañeros de piso...- y reflexiona profundamente sobre cada uno de ellos. ¿Hay algo que no puedas perdonarles? Seguro que sí, aunque sea algo bastante insignificante en apariencia. Coge un bolígrafo y haz una lista con todos ellos.

2. Elige a una de esas personas. Escribe, sin cortarte ni un pelo, todos los pensamientos negativos que tienes hacia ella. Hazlo con fluidez, de manera automática, sin preocuparte por las formas o el contenido. Es única y exclusivamente para ti.

3. Escribe qué hizo esa persona para que generaras esos sentimientos negativos hacia ella, para que ahora no puedas perdonarle al 100%. Y aún más importante: escribe los motivos qué piensas que le llevaron a actuar así. No juzgues. Ponte en su lugar. Refléjate en ellos. ¿Qué ves de ti en él, en ese acto, en ese comportamiento, en esa actitud? Descubre si te molestaron por similitud, oposición, actitud hacia terceros o idealización.

4. Ahora que comprendes bien la raíz del problema, escribe ahora todo aquellos que puedas agradecerle. Todo, por nimio que parezca.

5. Convierte en palabras el perdón. Escribir refuerza muchísimo las ideas. Así que escríbelo: "Le perdono porque su traición solo me hacía recordar mi propia traición" o lo que sea que hayas descubierto en el paso 3.

6. Cambia los papeles y escribe todo aquello por lo que deberías disculparte tú con esa persona.

7. Escribe todo lo que has aprendido de tu relación con ella y apunta cómo podrían ir mejor las cosas ahora que conoces los mecanismos por los que te molestan ciertas cosas.

8. Piensa conscientemente "lo perdono". Una y tantas veces como sean necesarias hasta que lo sientas profundamente. Así, dice Noguchi, es como la Ley del Espejo puede devolverte toda la felicidad que has ido perdiendo por el camino. Perdonando a los demás, porque solo son un espejo y te estás perdonando a ti mismo. Puedes creerlo o no. Lo que está claro es que no pierdes nada intentándolo.