Perdona, Pero Hoy Quiero Pedir Perdón

Perdona como estandarte del reconocimiento de la equivocación, la aceptación de que has obrado mal y lo sientes, y el principio de cualquier mejora, aprendizaje y madurez.

 

La palabra perdona humaniza, hace caer reyes que cazan elefantes y lleva a olvidar errores. Una simple palabra que cambia todo lo anterior, un gesto gratuito que sale de un corazón y llega directo al de la otra persona.

Perdona como estandarte del reconocimiento de la equivocación, la aceptación de que has obrado mal y lo sientes, y el principio de cualquier mejora, aprendizaje y madurez.

Nunca una palabra había explicado mejor su significado. Perdona como palabra para dar algo de ti, para entregar tu corazón: en inglés es forgive y en catalán perdonar. No creo que sea una simple casualidad.

Un milenial comete muchos errores y, aunque no todos ellos se quieran reconocer, hay gran cantidad de situaciones que alargamos innecesariamente cuando con un perdón se arreglarían.

Por este motivo, hoy quiero pedir perdón por todas esas pequeñas cosas de la vida a las que no le he prestado la suficiente atención, momentos que pueden parecer intrascendentes pero han acabado creando verdaderos problemas. Hoy, a ti y a todos os pido perdón, de corazón.

Perdona, música, por no haber escuchado tu letra y creerme que mis desastres superaban de largo lo que expresabas; perdonad, películas, por las que yo mismo me iba montando sin llegar a tener público en ninguna sala; perdonad, libros, por dejaros cerrados y no querer aprender de vosotros.

Perdona, mar, por creerme más extenso y libre que tú; perdonad, montañas, por sentirme más alto que vosotras; perdona, sol, por haber brillado más que tú; perdona, luna, por quitarte protagonismo cada noche con ella; y perdonad, estrellas, por ningunearos y únicamente fijarme en la que tenía delante.

Perdona, primavera, por todos los días que te robamos; perdona, invierno, por pasar de ti y sentirme cálido en tus días más fríos; perdonad, estaciones, por alterar vuestros estados, mi tren iba a tal velocidad que no respeté ninguna señal; perdonad, pero no me ibais ni me vais a detener.

Perdona por tantos momentos buenos; perdona por hacerte sentir importante; perdona por las pocas veces que pedí perdón sin sentirlo; perdona por hacernos daño y por no perdonarte suficiente.

Perdona por quererte por encima de mis posibilidades, perdona, pero era lo que salía de mí; te pido perdón, pero en eso no me arrepiento de nada.

Mis disculpas. Perdona por odiar tanto a ese tío; perdona por todas las veces que te recriminé algo que no tenía la menor importancia; perdona por dar lecciones; y perdona por intentar que fueses la mejor. Perdona las veces que rechazaste otros planes para montarnos nuestra fiesta particular inolvidable.

Perdona por no creer en mí y no creer en los dos; perdona por ser intenso; perdona, pero soy así. O o 100. O lo tomas o lo dejas. Perdona pero me sale de dentro; perdona por desaparecer; perdona por tantas veces que aparecí. Te pido perdón y perdono lo imperdonable.

Perdona por ser en algunos momentos como no era; perdona por decir lo que no pensaba o, lo que es peor, por no decir lo que pensaba.

Perdona por tanto regalado; perdona por tanto recibido; en definitiva, perdona por tanto y perdona por tonto.

Me pido perdón a mí mismo, a los demás y a los que aún no he conocido, perdonad, estoy aquí y encantado de conoceros.

Sé que algunas veces no habré hecho bien, perdona, prefiero pedir perdón que haber pedido permiso y no haberlo sentido.

Si no pidiera perdón ahora, no me lo perdonaría nunca. Perdonad pero es lo mejor que he dicho, prefiero pedir perdón que vivir atado, prefiero perdonar que vivir engañado, prefiero un perdón a tiempo que perder el tiempo. Gracias por tanto y perdona por tan poco.

Pide perdón y sé perdonado, pero sobre todo, perdona a los demás. Como decía Mª Teresa de Calcuta: “Perdona, que perdonando tendrás en paz tu alma y la tendrá el que te ofendió”.

Perdona a quien te ha hecho daño y no tiene el valor de pedirte perdón; perdona a tus enemigos y ya no lo serán más; perdona todo lo que te cree malestar para empezar a sentir el bienestar. Y por encima de cualquier cosa, perdona al valiente que es capaz de pedirte perdón.

No creo en el "perdono pero no olvido", sino que no me olvido de pedir perdón. Es posible que te lleve tiempo, pero nunca es tarde para pedir perdón.

Perdón como lema de vida, perdona, pero es así.

 

Crédito de la foto: inspiringwallpapers.net