Newton era en realidad un amante de la alquimia y otras pseudociencias

El científico más celebre de todos los tiempos era un alquimista y cabalista consumado que utilizó los códigos ocultos en la Biblia para predecir el fin del mundo

Isaac Newton dispone de un espacio privilegiado en la historia de la Ciencia. No en vano, y para la mayoría de los científicos que vendrían después de él, es sin ninguna duda el mejor científico que haya pisado alguna vez nuestro planeta. Ya lo decía Isaac Asimov, célebre escritor de novelas de ciencia ficción: "Si la pregunta fuese quién fue el segundo científico más grande sería imposible contestar. Pero como la pregunta es quién fue el más grande no hay problema alguno". Está Newton y luego todos los demás. Sin embargo, casi nadie sabe que, además de un científico extraordinario, Newton fue un amante de las pseudociencias.

Sí, esas mismas pseudociencias que los científicos contemporáneos combaten tenazmente, basadas tanto en la magia como en las supersticiones. Una a la que dedicó muchísimos esfuerzos fue la alquimia. Tanto que el Economista John Maynard Keynes afirmó, en el año 1942, que "Newton no fue el primer investigador de la era de la razón, fue el último de los magos", tal y como recogen desde Xataka Ciencia en un artículo en torno a la figura del físico inglés. Los datos son sorprendentes: de diez millones de palabras escritas en unos documentos supervivientes a un incendio de Newton, un millón iban sobre la alquimia.

En concreto, y según aseguran los expertos de Xataka, Newton estaba obsesionado con encontrar la piedra filosofal, una piedra que bajo su concepción mantenía unido y activo el universo. Tan obsesionado que uno de los mayores descubrimientos de la historia de la ciencia, la formulación de la gravedad, aceptada de una forma unánime en la actualidad, fue concebida con ayuda de sus teorías sobre la piedra filosofal. Teorías en las que, por otra parte, Newton armonizaba cuestiones científicas, pseudocientíficas y religiosas como hombre de fe que siempre fue. Estaba lejos del prototipo de científico puro.

De hecho, en palabras de los especialistas de Xataka, "en un manuscrito de 1704, Newton también describe sus intentos de extraer información científica de la Biblia y estima que el mundo terminaría no antes del  2060". Una conjetura al más puro estilo Nostradamus, sin unos fundamentos verdaderamente científicos de ello. Pero esto no invalida en absoluto la grandeza del pensador inglés. Juzgar ciertas ideas del pasado desde nuestra realidad contemporánea, donde otros muchísimos pensadores han ayudado a esclarecer cosas, está fuera de lugar. Ya querríamos todos tener la mitad de su genialidad.