Por fin un museo que representará a todas las vaginas del mundo

Islandia tiene un museo del pene y Reino Unido quiere ahora romper tabúes con el cuerpo de la mujer

El Louvre, el Padro, el MoMA, el Guggenheim son probablemente los nombres de algunos de los museos más famosos del mundo. Entre sus paredes se esconde arte, arte y más arte. Aunque la escultura, pintura y todas las disciplinas artísticas nos enseñan muchísimo, el sexo es un tabú y pocas obras enseñan los cuerpos de forma real, en especial el femenino. Ya te habrás dado cuenta: es difícil ver una vulva auténtica –con pelo, sus labios y todas sus partes al descubierto- más allá del Musée d'Orsay, donde se encuentra el famoso cuadro El origen del mundo, de Gustave Courbet, que lo muestra en primer plano.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Por eso mismo, la activista y feminista británica Florence Schechter ha decidido empezar una campaña de financiación para construir un museo que se aleje de estos tabúes y muestre el cuerpo tal y como es, un lugar donde la vagina sea la protagonista y no se vea a través del prisma masculino de la historia del arte, el puritanismo religioso o la idealización del cuerpo femenino. Aquí, a través de sus obras de arte —esculturas, adornos florales, estampitas, cuadros, muñecos—, tienen cabida todos los tipos de vaginas posibles, demostrando que todas son hermosas, naturales y que merecen visibilidad.

El museo estará basado en Camden, el emblemático barrio de Londres y necesita 350.000 euros que espera recaudar antes de mayo para empezar lo antes posible con las obras e inaugurarlo en noviembre de este mismo año. Prevé explicar anatomía, historia y contexto sobre el lugar de la vagina en la sociedad. Obviamente, no han faltado de las críticas de sectores más conservadores de la población. Por eso, Schechter ha defendido el proyecto asegurado que “si ya existe un museo del pene en Islandia, ¿por qué no uno de la vagina?”.

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Aun así, el museo no nace en contraposición a la Faloteca islandesa, sino que es una demanda de salud pública. “Si ni siquiera puedes usar la palabra vagina sin ruborizarte, piensa en lo tremendamente que eso afecta tu salud... El 65% de los jóvenes dice que no se siente cómodo pronunciando la palabra vagina o vulva. Más de 1 de cada 10 mujeres de 16 a 35 años de edad dijeron que les resultaba muy difícil hablar con sus médicos de cabecera sobre sus problemas de salud ginecológicos. Casi un tercio de mujeres admitió que habían evitado acudir al ginecólogo debido a la vergüenza”, explica la página del Museo para justificar su necesidad.

No solo se necesita el Museo de la Vagina para que las mujeres pierdan la vergüenza a hablar de sus genitales. También es para enseñar que no hay vaginas feas y que deberían ser capaces de amarse a sí mismas más allá de los cánones. “Ha habido un aumento del 500% en vaginoplastias en Reino Unido, un factor determinante de esto ha sido las representaciones irrealmente estrechas de la vulva en la cultura popular”, añade Schechter.

The Vagina Museum needs your help to open

El museo también estará orientado a personas sin vagina. “No solo las propietarias de vagina necesitan saber sobre ellas. La mitad de los hombres no se sentirían cómodos conversando sobre problemas ginecológicos con una pareja femenina, y muchos dijeron que aún ven a la vagina como envuelta en un misterio”, aseguran. Como el museo será un lugar inclusivo y de interés para todos los públicos, también habrá secciones dedicadas a asuntos LGTBI, queer y no-binarios y al consentimiento sexual.

“Con un Museo de la Vagina, todas las personas pueden aprender que no hay nada vergonzoso ni ofensivo sobre las vulvas. Toca combatir el estigma, tú también puedes ser parte de ayudar a resolver estos problemas”, dice la página web del museo. Es solo una iniciativa específica, aunque demuestra lo difícil que es ir rompiendo tabús sobre el cuerpo de la mujer.