Siempre he odiado mucho tener que tomar decisiones importantes, y es algo que cuesta horrores porque parece que todas las posibilidades se me concentran delante y no me queda nunca claro cuál de todas ellas es la más decente o la menos horrible. Y, además, me pongo a pensar en todo lo que descarto y me rallo porque esas opciones a las que digo que no tampoco están tan mal del todo. Y aunque al final he asumido que tengo que decidir dónde vivir, con quién estar o qué cosas intentar, sigue habiendo siempre una especie de poso de estrés y de duda en todo eso. Pero, ¿por qué sucede así realmente? ¿Qué es lo que es tan difícil de decidir?
Martin Heidegger fue un importante filósofo alemán del siglo XX y uno de los más interesantes de todo el mundo. Una de las mayores aportaciones que hizo fue la de explicar y desarrollar algo que nos sucede, tarde o temprano, a todos nosotros: la angustia existencial. Y el entender qué es y cómo funciona puede ayudarte a tomar mejores decisiones.
La vida siempre angustia
Heidegger, al hablar de ansiedad o angustia, la explica como un miedo que surge cuando te enfrentas a una realidad inmediatamente nueva que va a transformarlo todo. No tiene por qué ser algo tan grave e inmenso como una pandemia, puedes sentir esa angustia o ansiedad ante cosas mucho más comunes, como puede ser mudarte a una nueva ciudad o tomar una decisión difícil con tu pareja, por ejemplo. Cuando ves que está en tu mano el que las cosas cambien y no tienes realmente claro si eso es lo que prefieres, es entonces cuando surge esa angustia.
La idea en todos los supuestos es la de que llega un momento en el que las cosas dejan de ser como siempre. Y tienes que tomar una decisión al respecto para saber cómo puedes enfocarlas, tienes que responsabilizarte de ti mismx y de tu entorno. La angustia existencial aparece cuando es imprescindible algo nuevo. Es como si el mundo se rompiese y hubiese que crear uno desde cero.
¿Por qué dan miedo las opciones?
Tener oportunidades es fantástico, sin lugar a dudas, pero tener un exceso de opciones no tiene por qué ser igual de bueno. Y es que hay una cosa con la que no siempre contamos: con que no tenemos todo el tiempo del mundo para llevarlas a cabo. Por lo tanto, ante varias opciones nos vemos obligados a hacer algo: a elegir, a decirle que sí a unas cosas y que no a otras. Y el problema de fondo es que internamente entendemos que existe la posibilidad de que nunca, en lo que nos queda de vida, podamos volver a tener la oportunidad de elegir lo que hemos rechazado.
Lo que genera miedo y ansiedad en la multitud de opciones es que te sitúa en una posición de libertad. Y la libertad te responsabiliza, y empiezas de tener miedo de no saber elegir, de equivocarte, de lo que sea. Al final el miedo a la libertad es como cuando vas a un bufet libre y no sabes qué echarte en el plato. Sabes que tu estómago tiene un límite, pero te gustaría comértelo todo. Pues algo así pasa con la vida.
La liberación en tu libertad
Heidegger manejaba un concepto llamado “dasein”, que traducido del alemán significaría “el ser ahí”. Lo utilizaba para explicar que la existencia o que la vida siempre sucede en alguna parte y se da bajo determinadas condiciones. No vivimos en abstracto, sino que contamos con un tiempo y con un espacio limitados para desarrollarla. Nuestra existencia tiene un tiempo contado, no podemos proyectarnos infinitamente en el tiempo porque no podemos ser inmortales. Y esa, en realidad, es la clave a la hora de alejar el miedo y enfrentarnos de la mejor manera posible a cualquier decisión que tengamos que tomar: dejar de ver las decisiones como una carga y enfocarlas como una posibilidad de ser quien eres.
¿Qué tienes que hacer con los dilemas importantes? Pues bastaría con pensar el tipo de persona que quieres ser y el tipo de vida que quieres vivir. Al final cada decisión te condiciona y te define. Proyecta una imagen y una realidad de ti mismx. Por lo tanto, te da la oportunidad de crearte como persona. A la vez que rechazas opciones, aceptas otras, te defines en esas otras. Por eso, el truco está en no tomarse las decisiones como algo que te pueda asustar por si te equivocas, sino como algo positivo que te ayudará a encontrar el tipo de persona que vayas a ser.
Heidegger nunca planteó la angustia existencial como una forma de enfocarse en tomar mejores decisiones. Para él, esa ansiedad siempre está presente en nuestras vidas. Pero de la misma forma que puede servir para agobiar, puede servirte para crecer.