El tema de las atletas transgénero en las competiciones deportivas femeninas genera discrepancias éticas incluso entre la gente de izquierda. ¿Qué protegemos: el derecho de las mujeres trans de participar en la categoría con la que se sienten representadas o el de las mujeres cis de competir en igualdad de condiciones? De momento no existe ninguna respuesta inequívocamente buena. Todo depende del enfoque. Y quien te diga lo contrario no está pensando en todas las partes. Pero una cosa es debatir desde el respeto a la dignidad y otra muy distinta es lo que hacen los ultras como Trump, cuya última ocurrencia es multar a California por permitir que una atleta trans participe en un torneo femenino.
Como él mismo ha explicado en Truth Social, la plataforma desde la que suelta todas sus barbaridades, “un hombre biológico ha competido en las finales estatales de mujer de California, ganando a lo grande, a pesar de que recibió una advertencia mía para no hacerlo”. Y, again, no estamos hablando de si está bien que compita en esa categoría o no. No vamos a entrar ahí porque no es el artículo. De lo que vamos a hablar es de la actitud de mierda del presidente de los Estados Unidos, quien, para empezar, ni se digna a llamar a la competidora mujer trans sino hombre biológico, negando así una de las cosas más importantes para este colectivo: el reconocimiento de su condición de mujer.
No es la primera vez que lo hace. Qué sorpresa. Para que te hagas una idea de hasta qué nivel llega la cruzada anti trans de la administración Trump, hace poco creó una ley titulada Manteniendo a los hombres fuera de los deportes de mujeres. Otro ataque al derecho de las personas trans a autodesignarse. Y obviamente ese no es el punto de partida a partir del cual dialogar sobre este tema. No es conciliador. No está mirando por todas las afectadas. Simplemente está dando rienda suelta a su odio. Persiguiendo de mala manera. Aislando y puteando. Y todo esto se vuelve aún más triste cuando descubres que la atleta en cuestión tiene tan solo 16 años. ¿Cómo le marcará toda esta mierda?
A Trump le da igual. De hecho, ya ha dicho que va a multar al estado de California, cuyo gobernador, Gavin Newsom, es el demócrata que más caña le está dando al presidente. Primero quejándose abiertamente de los aranceles. Luego con esto. Por eso Trump ya le había amenazado con “la retirada a gran escala de financiación federal”. Es decir, que si no haces las cosas a mi manera te quito el dinero y a ver qué haces. En fin, el Trump de siempre haciendo de matón. Alguien que no empatiza. Porque, como ha expresado una de las atletas con las que compartió medallero, es “muy emocional ver cómo la gente puede tener tanto odio hacia una chica de 16 años”. Pero qué asco de gente.