El inesperado y peligroso efecto en la naturaleza del confinamiento

Los ayuntamientos y otras administraciones de Cataluña están pensando cómo gestionar las visitas para que no acaben con los ecosistemas

No es solo cosa del Everest, donde cada vez que hay una misión los guías locales tienen que ir a recoger la basura de los montañistas. También en España nos estamos cargando los parques naturales de tanto visitarlos sin prestar atención. Desde que el año pasado estuvimos encerrados en casa, las visitas a los entornos naturales se han disparado, pero hace falta regular para que esta buena noticia que nos gusta disfrutar de nuestro entorno no acabe siendo una tragedia para nuestros espacios protegidos.

La Generalitat de Cataluña, varios ayuntamientos y otras administraciones ya se han puesto manos a la obra para restringir el acceso a los parques naturales como el Delta de l'Ebre, el Cap de Creus o la Pica d'Estats. Lo primero será regular las llegadas en coche, según explica El País, porque, para poner solo un ejemplo, en Margalef del Monsant, una zona conocida por sus rocas súper ansiadas por los escaladores, están llegando 10.000 personas más de las que el espacio puede soportar. Sin ir más lejos, Collserola, la montaña más cercana a Barcelona también parque natural, ha visto cómo sus senderos se llenaban de deportistas, familias, ciclistas y todo tipo de personas ansiosas de aire fresco hasta límites nunca vistos. La Serra de Marina, también muy cerca de Barcelona, ha pasado de recibir 50.000 visitantes a unos 400.000, apunta el artículo.

Las carreteras masificadas son muy perjudiciales para los ecosistemas y una de las cosas que más preocupa es la llegada de un perfil de excursionistas que acaba de descubrir su pasión por la naturaleza pero que no tiene conocimiento sobre cómo comportarse en este tipo de entornos. Por esto el reto es doble: limitar y controlar los accesos a la vez que se educa a la ciudadanía sobre cómo tratar los entornos naturales: no hacer ruido, no salirse de los senderos, no dejar basura, etcétera. Lo más urgente, explican, es habilitar zonas para aparcar para evitar que los coches lleguen hasta las zonas más profundas de las áreas protegidas, donde se encuentra la mayoría de fauna y flora protegidas.

Como decimos, es una gran noticia que tanta gente se haya dado cuenta de que la naturaleza es un lugar donde disfrutar. Es saludable, pone de buen humor y nos hace apreciar nuestro entorno. Pero tenemos que ser respetuosos. Si nos paseamos por la montaña como quien da un paseo por la calle, acabaremos convirtiendo los parques naturales en extensiones de la ciudad y las consecuencias que tendrá para los ecosistemas de nuestro entorno pueden ser irreparables. Así que responsabilidad, por favor. Ir a la naturaleza es como ir a casa de alguien: tienes que respetar sus normas.