Hablamos con una persona que ve fantasmas

Muchos consideran que son cuestión de ficción pero hemos podido charlar con una persona que ve fantasmas en su día a día para que nos cuente su realidad. 

Cuando era pequeña, Olga Rojas —que prefiere no dar su verdadero nombre— se despertaba por la noche gritando y le decía a su madre que había gente en su habitación. "Que sí, ahí", le insistía señalando con el dedo cuando su madre la intentaba convencer de que no había nadie más. Le costó años entender que todos aquellos seres que solo ella podía ver eran lo que la cultura popular llama fantasmas y que considera fruto de la imaginación de escritores y guionistas de Hollywood. pero que para esta chica menorquina de 28 años forman parte de su día a día desde que tiene uso de razón.

La cuestión es que esa rutina puede ser de lo más surrealista. Por ejemplo, puede ver a una persona como si fuera de carne y hueso y decirle a su pareja "oye, has visto cómo va vestida esa chica rubia de ahí" y que le conteste "ahí no hay ninguna chica rubia". También puede verlos de forma más difuminada, notar el cambio de temperatura cuando la tocan o escucharles hablar. Pero las capacidades de Olga no se limitan únicamente al contacto con seres que ya no están aquí, también percibe la energía de los que estamos a su alrededor y, con frecuencia, tiene sueños premonitorios de cosas que todavía no han sucedido o que ella no tendría por qué saber.

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Sueños y premoniciones

"A veces se me pasan imágenes por la cabeza y sé las historias de la gente", nos cuenta tranquilamente esta joven de pelo y ojos claros que trabaja en una tienda de Menorca. "Una vez soñé que había fallecido el familiar de un encargado mío y, cuando fui a preguntarle, me dijo que era verdad o también soñé con fuego y con la playa de Na Macaret y al día siguiente hubo un incendio", detalla Olga refiriéndose al fuego que obligó a desalojar a 600 personas en 2016. Desafortunadamente, no hay estudios científicos que se puedan consultar ni expertos a los que llamar para contrastar todo lo que nos cuenta Olga Rojas y es totalmente comprensible que los escépticos arqueen las cejas con incredulidad.

De hecho, ella creció rodeada de este tipo de personas racionales, con una percepción totalmente convencional, que lidiaban con sus sueños y sus visiones de la mejor manera que podían o sabían. Incluso su marido, con quien está en pareja desde hace ocho años y tiene un bebé, es uno de ellos, que ni percibe el universo de Olga ni le llama especialmente entrar en él, pero lo respeta. Lo único que no le entusiasma es eso de que se despierte por las noches gritando como hacía de pequeña —algo que todavía le pasa de vez en cuando— pero, por lo demás, se limita a ser un espectador.

"¿Has visto alguna vez Entre fantasmas?", nos pregunta Olga sobre la serie protagonizada por Jessica Love Hewitt en la que su personaje, Melinda, es contactado por personas fallecidas y las ayuda a cruzar a 'ir hacia la luz', y ante la respuesta afirmativa dice sin inmutarse: "pues es bastante parecida a la realidad". Cuenta que en alguna ocasión le ha tocado llamar a la puerta de un extraño para darle un mensaje que un ser querido le quería transmitir. Después de la incredulidad inicial, se sorprenden al descubrir que Olga conoce detalles privados de la persona en cuestión que en principio no sabe nadie fuera de la familia, escuchan lo que les tiene que decir y ella vuelve a su rutina hasta que algo o alguien se la vuelve a interrumpir.

Una vida 'normal'

Así es como compagina una vida de ir y venir del trabajo, cuidar de su bebé, comer en casa de sus padres, quedar con amigos o ir a Ikea, con sueños y visiones que durante mucho tiempo tuvo que guardarse para sí misma hasta que empezó a conocer gente con sensibilidades como las suyas. "Cuando tenía unos 20 años la tía de mi pareja me hizo descubrir que no era la única a la que le pasaban estas cosas. Ahí empecé a aprender a controlarlo, a aceptarlo y a dejar de vivirlo con el miedo que me ha provocado durante toda mi infancia", recuerda Olga que gracias a ello ha dejado atrás aquellas horribles pesadillas.

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Poco a poco, empezó a formarse y a entender que muchos de esos sueños traumáticos eran vidas pasadas con desenlaces no muy agradables de recordar. Descubrió que había algo llamado ‘Registros Akashicos’ que es como una memoria universal en la que se acumula toda la trayectoria del alma registrando acontecimientos de vidas pasadas y de la presente. Se formó en Reiki para aprender a canalizar la energía universal en sus manos y, de esta manera, poder ayudar a otros tanto física como emocionalmente. "Hay gente que toma la decisión de cerrar completamente esta puerta y tener una vida 'convencional', pero yo quiero seguir formándome y ayudando a quien pueda", explica la joven.

Unas palabras que a los escépticos les sonarán a la película de Ghost, en el mejor de los casos, o una burda estafa, en el peor. Pero, ¿qué hacer cuando llevas días escuchando una caja de música, tocas un objeto y te viene una nítida imagen de su historia o se te aparece constantemente la imagen de un joven muerto en un accidente que se quiere despedir de sus padres? Después de mucho tiempo rechazándolo, Olga Rojas ha aceptado finalmente que este es su camino: "Esto es lo que soy, así que me quiero dedicar y me dedico a ello". Una decisión valiente ya que es consciente de que la mayoría seguirá creyendo que todo es fruto de su imaginación. Pero, ¿y si no lo fuera?