Qué gracia me hace cuando las voces antifeministas dicen que el feminismo ya no tiene sentido porque ya hay igualdad y que incluso está haciendo que la sociedad sea hembrista. Porque para pensar algo así hay que vivir bajo una especie de estado disociativo bien curioso. Obviar constantemente las informaciones que indican justamente lo contrario: que el avance está ahí, pero las mujeres siguen padeciendo muchísimas de las presiones machistas de siempre. Entre ellas, la de ser impolutas físicamente, especialmente cuando trabajan en el mundo del espectáculo. Una realidad de la que ha hablado Itziar Miranda.
“Recuerdo cuando un periodista me preguntó cómo había llegado tan lejos sin ser guapa, sino todo lo contrario. Y pensé: esta pregunta no se la hacen ni a Antonio de la Torre, ni a Raúl Arévalo, ni a Javier Gutiérrez, que son los actores que más trabajan en este país. Y me la hacen a mí, y es por ser mujer”. Vaya por delante: a nosotras, Itziar, nos pareces preciosa, pero ese no es el punto de todo esto. De hecho es lo opuesto: que se debería hablar mucho menos de la edad y de la belleza de las mujeres y centrarnos en su talento. La fiscalización del cuidado estético de las mujeres es agotadora y asfixiante para ellas.
Aunque Itziar cree que la cosa está mejorando poco a poco. Y probablemente sea verdad. Que hoy en día salen papeles protagonistas de mujeres que no son estéticamente canónicas. Aun así, la triste realidad es que los concursos y ese tipo de contenido televisivo no suelen dejarlo en manos de mujeres que desafíen el cánon. Como subraya Itziar, ahora al mando de La pirámide de TVE, “es verdad que las mujeres siempre hemos sido más esclavas, o nos han hecho más esclavas, del físico”. Y eso no hay dios que lo cuestione con argumentos sólidos. Mira si no la gordofobia que le ha caído a la buena de Lalachus.
Y sí, los hombres de la pequeña y de la gran pantalla también tienen exigencias físicas. Nadie lo niega. Ser guapo o ser alto suele ayudar mucho en este mundo. No obstante, para ellos hay una mayor variedad de roles. En palabras de Itziar, “si un chico es bajo, alto, guapo, feo, nadie habla de eso, pero de una chica sí”. Es una obsesión. Nadie va a los perfiles en redes de Christian Bale a decirle que está peor después de una de sus transformaciones para el cine, pero sí lo hacen y con mucha violencia en el de Sydney Sweeney. A él le aplauden el esfuerzo. A ella le afean que ya no sea “tan hermosa” como esperan que sea.