Llevamos tantos siglos conviviendo en una sociedad machista que en ocasiones resulta difícil dilucidar qué comportamientos lo son y cuáles no. Que se lo digan si no a los miles de tuiteros que han querido ver una exhibición machista en el vestido que lució Jennifer Lawrence durante un photocall para su nueva película, Gorrión Rojo. Y es que buena parte de las redes sociales acusaron a la actriz, ganadora de un Óscar, de abandonar el feminismo que había abanderado hasta entonces por mostrarse con un look desabrigado cuando en Londres las temperaturas rondaban los siete grados y sus compañeros de reparto iban de ropa hasta las cejas.
Pero no solo las redes sociales. También numerosos medios de comunciación como Jezebel o Metro cargaron duramente contra la actriz estadounidense. De hecho, este último llegó a escribir que los hombres de la imagen promocional estaban “muy envueltos preparándose para protegerse del frío invierno de Londres mientras que Jennifer Lawrence lleva un bañador que se hunde en los muslos”. Una cobertura mediática y unos comentarios que la propia actriz no ha dudado en calificar de “ridículos” en una publicación en su Facebook donde se muestra visiblemente -y comprensiblemente- enfadada.
“¿Pensábais que iba a cubrir ese precioso vestido con un abrigo y una bufanda? Estuve fuera cinco minutos. Hubiera posado en la nieve por ese vestido porque me encanta la moda y esa es mi elección. Esto es sexista, esto es ridículo, esto no es feminismo. Es crear distracciones estúpidas de los problemas reales. Relajaos un poco. Todo lo que me veis llevar es elección mía. Y si quiero pasar frío ¡también es mi elección!”, escribía hace unas horas. Y es que a veces olvidamos que el feminismo es un movimiento que empodera y libera a las mujeres, no un movimiento represor que sustituye una dictadura moral por otra. Gracias por recordárnoslo, Jennifer.