“Tengo 25 años y nunca me he atrevido a follar sin depilarme”, explica S. P., que no ha querido dar su nombre real, a su grupo de amigas. Se considera feminista y participa coordinando asambleas feministas de su barrio y en su universidad. “Sé que la depilación es una imposición… pero soy incapaz de hacerlo sin”.
Sus amigas, extrañadas, indagan sobre el tema. Les parece gravísimo, aunque a ella no tanto. “Tampoco es un problema, nunca he tenido rolletes de una noche, no me va. Así que el no haberme depilado nunca me ha jodido un polvo, porque siempre que he follado sabía que quedaba con tíos con los que había una gran posibilidad de que acabásemos en la cama, así que me depilaba antes de salir de casa. Siempre”, asegura.
Una amiga, sin embargo, cree que ha encontrado una fractura en el discurso: “¿Y no quieres decir que no quieres rollos de una noche precisamente porque te da miedo follar sin depilarte?”. Ponen a S. P. en un dilema al estilo del huevo y la gallina, y tras reflexionar un buen rato, acaba con un “pues es probable, sí”.
La presión estética femenina
Al exponerle el caso a la sexóloga del Instituto de Urología Serrate & Ribal Carme Sánchez Martín, recuerda una anécdota que se le quedó grabada: “un anuncio de condones planteaba una pregunta: ¿se puede tener relaciones sexuales sin depilarse?”. Se sorprendió porque la respuesta le parecía obvia. “Pues claro que se puede”. Pero está claro que la idea de que no se puede tener relaciones sin estar depilada está muy extendida, y “anuncios así lo corroboran”.
“La depilación es obviamente algo cultural. Y, además, relativamente reciente”, añade. La sexóloga asegura que este deseo de volver al estado capilar de recién nacida no existía en los 70 y 80, “el porno, por ejemplo, era siempre con pelo, era el estándar”. Ahora el rasurado está de moda, “también imitando el porno”, aunque gracias al feminismo la sociedad se está alejando de esta presión estética. Este punto también lo comentan las amigas de S. P.: “hemos ido a la playa, la mayoría sin depilar, porque estamos hartas de tener que hacerlo”.
Ella, aunque comparte sus ideales, no se siente cómoda las pocas veces que lo ha hecho. “Sé que es contradictorio, pero me siento así. Soy muy feminista, pero parece que no puedo aplicarme mis propios ideales. Creo que eso es lo que más me duele, sentirme en contradicción conmigo misma. He llegado a sentirme como "una mala feminista". ¿Cómo podía estar haciendo activismo para eliminar el estigma de la regla, por ejemplo, y no ser capaz ni de ir a la playa con algún pelo asomando por el bikini?". Carme, para calmar a aquellas mujeres que se vean en la situación de S.P., cita a Marcela Lagarde, feminista y antropóloga: “todo el mundo debe ser consciente de que tiene contradicciones, y toca aceptarlas”. Una vez aceptadas, si lo necesitas, pueden tratarse y corregirse.
“Me siento sucia”
Pero, ¿por qué necesita depilarse? “Si voy depilada me siento más limpia. Cuando he estado con mis ex sí que me he permitido dejarme un poco más de pelo -siempre arregladito, por supuesto-. Pero si estamos empezando o es un rollete, si no voy totalmente depilada no puedo estar por la labor. Mi cabeza me repite: 'pelos, pelos, pelos', y a cada mueca que hace él tío, ya sea por esfuerzo, placer o lo que sea, la interpreto como asco. Lo peor es cuando me hacen un cunnilingus y se encuentra un pelo en su lengua. Me siento terriblemente culpable. A mi ex llegué a pedirle perdón más de diez veces y hasta le invité a cenar la primera vez que nos pasó”, confiesa S. P., tras una ronda inquisitoria de sus amigas. Ella no es un bicho raro. De hecho, según un estudio, el 84% de las mujeres de una muestra de 3.316, de entre 18 y 65 años, de distintas procedencias étnicas y clases sociales admitió depilarse regularmente. El 62,1%, además, opta por la depilación integral. De estas, más de la mitad lo hace por higiene. Pero, como explicábamos en un estudio, eso es una creencia errónea.
“El pelo no es algo sucio, al contrario, puede ser una herramienta protectora”, cuenta Rocío Maseda, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología y dermatóloga del Hospital Universitario La Paz de Madrid. “La depilación integral aumenta el riesgo de contagio de varias enfermedades de transmisión sexual ETS, sobre todo las que se propagan con el contacto, como el virus del papiloma humano o el herpes genital. De hecho, he visto muchos más condilomas verrugas genitales causadas por el VPH desde que se impuso la moda de la depilación integral”. Por eso, recalca, es tan importante que las mujeres que tienen la zona genital totalmente rasurada usen preservativo, porque están más expuestas.
La publicidad, propulsora de estos pensamientos
Coger una cuchilla corriendo porque vas a la playa. Depilarte para sentirte más cómoda, segura y limpia. No querer enseñar ni un pelo cuando vas con manga corta o pantalón corto. Tres imágenes que se repiten constantemente en el mundo de la publicidad, porque la depilación bebe del sistema capitalista, y “hay empresas con intereses que se lucran con ella”, explica Carme. “Por tanto, en sus anuncios se refuerza la idea de te vas a sentir más limpia, te vas a sentir mejor, más guapa, más arreglada si lo haces”. Ideas que van calando poco a poco y que te hacen creer que la depilación es una necesidad. Y, si no, “mira los anuncios de cuchillas para mujer, que no van a la playa si intuye un pelito”.
“Es común dejar pasar la oportunidad de acostarse con alguien porque no vas depilada y te repugna la sensación. Pasa mucho, me lo han contado clientas y muchas amigas”, añade la sexóloga. Y no solo con depilación. Estamos bombardeados con imágenes de mujeres y hombres perfectos, sin barriga, sin celulitis, sin calvicie. Y eso puede hacer que, inconscientemente, rechacemos tener encuentros sexuales si no tenemos mucha confianza. Por miedo a que nos puedan rechazar y a hacer daño. Porque si hay confianza sabes que le gustas y que hay menos posibilidades de que te rechace.
Es una conclusión que no rechaza S. P., pero que no sabe a ciencia cierta si se identifica con ella. “Si intento ‘salir’ de esto, será por mi salud y bienestar mental. Tengo que ser capaz de tener relaciones sexuales sin depilarme porque no creo que cuando llevas un año con un chico, le importe demasiado que vayas o no bien depilada. Me he comido la cabeza demasiadas veces y no es normal que no pueda disfrutar del sexo plenamente por un par de pelos. Al final, la única a quien verdaderamente le importa es a ti”.