Julio de 2019. El youtuber Sergio Candanedo, conocido por el pseudónimo de Un Tío Blanco Hetero, participa en una mesa redonda sobre feminismo en la Universidad Europea Miguel de Cervantes. Teniendo en cuenta su discurso antifeminista, su membresía en la machosfera, la periodista Yolanda Domínguez publica un tuit en el que condena su presencia en un espacio así. Lo llama machista, troll y violento con las mujeres. Y este no duda en responder: le planta una querella por supuesto delito de vulneración del derecho al honor.
Y durante un tiempo parecía que iba a salirse con la suya. Sí, el Juzgado de Primera Instancia número 72 de Madrid la condenó, pero los dos tribunales más importantes del país han terminado por darle la razón. Por un lado, el Tribunal Supremo, que alegó que los tuits de Yolanda estaban amparados por el derecho a la libertad de expresión y, aún más importante, que no decían ninguna barbaridad porque el contenido de Un Tío Blanco Hetero es “tolerante con la violencia verbal hacia las mujeres”. Para sorpresa de nadie.
Por supuesto, y en su batalla por ganarle la partida al feminismo y señalar a sus activistas, el youtuber siguió presionando judicialmente. Ahora en el Tribunal Constitucional. Por suerte para el bien social, este juzgado ha determinado exactamente lo mismo que el Supremo: que los mensajes de Yolanda no vulneran el derecho al honor de Sergio Candanedo. Da igual las vueltas que se le quiera dar. Da igual lo pesado que se ponga. La realidad es la que es. Y ya no le quedan más tribunales a los que llamar para que le hagan casito.
No, señalar como machista a alguien que crea contenido machista no es un delito. Es como señalar como fan del fútbol a alguien que crea contenido sobre fútbol. No hay más. Además de una victoria personal, todo esto es una victoria colectiva, pues supone un mazazo a esos integrantes de la machosfera que pretenden hacer callar las críticas feministas a base de demandas. En palabras de la propia Yolanda, “que todas las mujeres sepan que disponen de una herramienta judicial para defenderse”. Que no están solas.
Porque eso es lo que quieren todos esos influencers del conservadurismo: que las mujeres bien formadas de la esfera feminista vayan desapareciendo poco a poco de la escena pública por no poder expresar su crítica y su frustración con la libertad que desean. Por suerte, vivimos en un país democrático en el que llamar a las cosas por su nombre o salir con una estampita-meme no constituye ningún delito. El uso censor de la Justicia por parte de las derechas está fracasando. A ver a qué se agarran ahora.