El pasado viernes tuvo lugar en el Hollywood Palladium, uno de los teatros históricos más importantes de Los Ángeles, la primera edición de una nueva competición organizada por la startup Sperm Racing: las carreras de espermatozoides. Sí, has leído lo que has leído. Y es que parece ser que hay infinidad de hombres deseando poner a prueba las capacidades de su esperma para fecundar óvulos. En este caso, y como explica la periodista Marita Alonso, los espermatozoides se enfrentaron entre sí en una pista de carreras de 20 centímetros de largo que fue modelada emulando el sistema reproductivo femenino. Todo ello retransmitido con zoom x40 y en alta resolución.
¿A qué viene este disparate? Para su principal promotor, un adolescente millonario llamado Eric Zhu, es una manera de poner el foco en los problemas sexuales de los hombres. O más concretamente en los problemas de fertilidad. Se sabe que la calidad del esperma está descendiendo significativamente en todo el mundo en estas últimas décadas y, según Zhu, nadie está hablando lo suficiente de ello. Cosa que, por otro lado, no es tan así como dice: basta hacer una breve búsqueda en el buscador de turno para darse cuenta de que se habla y mucho de este fenómeno. Como todo lo que ha tenido y tiene que ver con la sexualidad del hombre a lo largo de la historia.
En realidad, y como probablemente ya hayas pensado, toda esta movida demencial de poner espermatozoides a correr ante una cámara puede tener más que ver con el estatus de machito que con ninguna reivindicación social inocente. En palabras del sexólogo y sociólogo Erick Pescador, “en la era de la machosfera, de Trump y de sus acólitos e imitadores se promulga de forma muy habitual que un hombre es más hombre y más exitoso si tiene fuerza y poderío sexual y reproductivo”. El cuento de toda la vida. Las bases del real men sexista que trata a las mujeres como contenedores y circuitos de carreras de su semen. Como actrices de reparto para sus perfomances.
Pero este nuevo deporte no solo resitúa a las mujeres en el lugar que históricamente, y por desgracia, esta casta tan insegura les asignó: también es una declaración de guerra a los hombres no millonarios. Porque no te confundas: lo que quieren estos tipos ricos es demostrar que en un mundo con problemas de fertilidad ellos son la opción ganadora y la verdadera masculinidad superviviente. Los goats de la virilidad. El resto no deberían considerarse ni hombres. Así, además, tratan de distinguirse de los hombres trans que, aún teniendo pene, no poseen espermatozoides. Sí, puede ser gracioso de ver, pero esta competi está mal la mires cómo la mires.