Cómo estar en desacuerdo con alguien sin ser desagradable

Soltar leches verbales te hace quedarte muy a gusto, pero no motiva cambios de opinión en lxs demás

Lxs que creen que España estaría mucho mejor con un gobierno de derechas. Lxs que opinan que el feminismo es una corriente irracional que empeora la sociedad. Lxs que quieren pedir la pizza con piña. Lxs que quieren ejecutar un proyecto en el curro de determinada forma que no te mola nada. El mundo está lleno de personas con las que no estás de acuerdo. Gente cuyos argumentos querrías pisotear. Peña que llega a sacarte de quicio. Es así. Pero eso no significa que debas ser desagradable a la hora de mostrar tu desacuerdo. Y no solo por empatía hacia la otra persona: también y principalmente por tu propio bienestar psicológico y porque la oposición amable tiene mayor potencial de cambio.

En este sentido, David Evans, uno de los mediadores internacionales más reconocidos, tiene una fórmula para “tener una conversación con alguien del otro lado y pasar del enojo y el conflicto iniciales a un desacuerdo continuo, creativo y amistoso”. El primer paso es muy sencillo y no debería darte muchos problemas: reconocer de manera amable que tenéis puntos de vista diferentes. A continuación, y aquí empieza lo complicado, deberías mostrarle respeto intelectual y hacerle ver que entiendes que tiene motivos para pensar como lo hace. No trates a lxs demás como imbéciles ignorantes. Cada persona tiene un bagaje cultural. Una herencia de sus padres y de su entorno. No prejuzgues.

Intenta comprender sus motivos

En su lugar, y este es el tercer paso, “pídele que te ayude a comprender por qué cree lo que cree: de manera muy amigable dile que te cuente las cosas que le llevaron a pensar como lo hace”. Trata de entender su historial de pensamiento. Escucha de verdad. No estés esperando a que termine para soltar tu parrafada. Incluso aunque tengas muchas ganas de soltarla porque estás radicalmente en desacuerdo con sus creencias y opiniones. Ah, y no pongas muecas raras cuando le oigas soltar algo que te parece ridículo. Eso no ayudará. Solo hará que se cierre aún más y sea literalmente imposible que tus ideas le calen y puedan desafiar lo más mínimo a sus creencias iniciales. Ese es el cuarto paso.

¿Ha terminado de explicarse? “Hazle saber que eres consciente de lo difícil que resulta compartir puntos de vista con personas que están tan en desacuerdo y muéstrale que aprecias su disposición a hacerlo”, escribe el propio Evans. Por último, y si a pesar de todo su discurso no ha cambiado tu parecer respecto al tema, comunícaselo con asertividad y proporciónale tu perspectiva. Quizás tú tampoco consigas tambalear los cimientos de su posición, pero tal vez sí, especialmente si has sido verdaderamente amable puesto que eso habrá hecho que esté más abiertx y menos competitivx en relación a ti. Soltar ostias verbales es muy placentero, sí, pero no hace del mundo un lugar mejor.