Por qué cuando un colega hace una broma siempre os reís los mismos

Por qué cuando un colega hace una broma siempre os reís los mismos

—Ha dicho mamada.

Sí, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, tuvo un lapsus durante el debate electoral del 4 de noviembre y en lugar de manada dijo mamada. En pocos minutos era trending topic y Twitter parecía una guardería de niños nerviosos porque el profe ha dicho culo. Había memes, tuits ingeniosos y hasta indignación. Lo que para unos era el momento hilarante de la semana, para otros, un error sin importancia que debíamos pasar por alto en un momento en que deberíamos estar hablando de política.

Pero así es Twitter y, por extensión, así es el humor: hay uno distinto para cada uno de nosotros. Más que para cada uno, para grupos de nosotros, nos posicionamos y nos juntamos por ideología, pero también porque compartimos una misma concepción del sentido del humor. Los chistes, lo decía Freud y lo recoge la revista Inverse, suelen tener que ver con una incongruencia del lenguaje ver de nuevo el caso de Pablo Iglesias: quería decir una cosa y le salió otra mucho más graciosa, violaciones de los tabúes sociales o de las expectativas ver, otra vez el caso de Pablo Iglesias: sin querer, habló de sexo en el prime time televisivo y en uno de los momentos más importantes de su vida o con un sentimiento de superioridad de nuevo: cuántos pensaron que vaya estupidez que se le haya escapado esto.

Los científicos todavía están investigando el origen del sentido del humor, pero si hay algo indudable es que donde hay registros del ser humano moderno, también hay chistes. Pero al margen de esta estructura básica del humor, las bromas también cobran sentido solo en un determinado contexto social. Por esto los humoristas como David Broncano, capaces de empatizar con una gran cantidad de gente, tienen más éxito. "Todos formamos parte de diferentes grupos sociales y eso afecta nuestra forma de percibir el humor. Porque además de reflejar los valores compartidos culturalmente, la comedia refleja nuestras aspiraciones y lo que a nosotros nos gustaría interpretar como divertido", dice el artículo, que cita como ejemplo el hecho de que Charlie Chaplin sigue siendo extremadamente popular en China, mientras que en Occidente lo seguimos considerando artístico pero ya no tan gracioso como en el pasado.

Martes y Trece, Los Morancos, Cruz y Raya, Toni Cantó o Marianico El Corto... todos ellos nos unieron a todos en algún momento, pero ya somos incapaces de empatizar con ellos. Pero el factor temporal no es el único. Cuantos más referentes tengas en común con un grupo social, más fácil será que empaticéis en los chistes. Por esto fluyen tanto los chistes con tus amigos de toda la vida, pero también porque son valores tan aprendidos, hay cosas que parecen tan divertidas y otras que no te lo parecen. Y como te viene de tan adentro, como es visceral, parece que no puede cambiar.