15 locuras que cualquiera podría cometer antes de un ataque de ansiedad

Somos la generación de la ansiedad, y llorar en un momento totalmente arbitrario por la frustración acumulada es el pan de cada día de muchos jóvenes

Somos una de las generaciones más ansiosas. No es nada nuevo. Tenemos estrés, frustración, decepción, ansiedad social y resignación vital. Estamos desencantados con la vida: hemos pasado por la crisis económica cuando teníamos que incorporarnos al mercado laboral, vivimos con la amenaza del cambio climático y hemos interiorizado las relaciones digitales pero no hemos cuidado con el mismo ímpetu las reales.

Al final, todo esto se traduce en estados emocionales débiles. Se nos acumulan todas estas emociones negativas y las soltamos en el momento menos pensado. Por ejemplo, cocinando te sale algo mal y te caen unas lágrimas incomprensibles, no deberías llorar, no es para tanto, pero realmente no lloras por eso sino por todas las frustraciones acumuladas.

En Twitter, una millennial preguntó a sus seguidores que contasen los momentos más absurdos antes de un derrumbe emocional, que suelen reflejarse en ataques de lágrimas e ira por motivos totalmente arbitrarios. Estas son 15 de las mejores respuestas.

1. “Iba fatal para un examen y no tenía tiempo literalmente ni para tener una crisis, así que me agendé que podía llorar un poquito cada vez que fuese a hacer pis”.

2. "Una vez se me declaró una persona por WhatsApp. Hacía tanto que no me apreciaba nadie que hice un audio de 35 minutos llorando en el balcón, hasta que apareció el vecino de enfrente, me miró y le di las buenas noches con un tono normal. Me di con la puerta en la cara al entrar”.

3. “Me dio un breakdown después de chocarme contra un espejo del Zara y pedirle perdón”.

4. “Estaba en una boda familiar. Después de tanto amor y romanticismo, me di cuenta de que nunca nadie me querrá nunca, así que me fui llorando al baño y se la chupé a un tío cualquiera que no conocía y que podría haber sido perfectamente un primo segundo mío”.

5. “Una vez quería hacer un huevo pasado por agua, pero solo se hizo huevo duro. Lo volví a intentar y otra vez igual. Con las lágrimas medio saltadas dije a mis padres que no servía para nada, que no me salía nada bien en la vida, que era una mierda”.

6. “Tenía que entregar un trabajo e iba fatal de tiempo. Me salió una cosa mal por quinta vez, así que me puse a llorar, pero como iba fatal de tiempo, seguí cosiendo mientras lloraba”.

7. “Me puse a llorar porque pensé que jamás alguien me iba a querer como Sancho Panza quiere a Don Quijote”.

8. “Estaba en un ataque de ansiedad y me dio por ir a un supermercado a llorar a los baños. Después salí como si no hubiera pasado nada y me compré de merendar”.

9. “Yo me fui con el coche a despejarme porque tenía ansiedad, aparqué en una zona poco transitada y oscura y acabé llorando porque de pronto no dejaban de pasar coches y no me sentía suficientemente aislada”.

10. “Todavía me acuerdo del momento que me puse a llorar porque no me salía el eyeliner y acabe con una crisis de ansiedad tirada en el suelo con la cara pintada”.

11. “Una vez fui a clase y a la siguiente hora me largué porque no me gustaba como tenía el pelo”.

12. “Se me rompió un plato sin querer y acabé estampando toda la vajilla contra el suelo por la frustración”.

13. “Tuve un sueño en el que mi madre no me compraba un kebab porque pensaba que no me gustaba, me desperté llorando pensando que mi madre no me conocía”.

14. “Una vez me puse a llorar cuando salieron los créditos de Tarzán en Disney Chanel porque tuve la sensación de que todo lo que me gusta se acaba en esta vida y nunca seré feliz para siempre”.

15. “Lo había dejado con mi novio de la adolescencia y me sentía muy sola, fui al muelle, llorando, tiré mis zapatillas preferidas al mar y tuve que volver a casa descalza, en transporte público y luego caminando”.