La timadora de los ricos de Nueva York que se hizo influencer en la cárcel

Ha despertado un fenómeno fan similar al de Ted Bundy: sus posts en Instagram se llenan de mensajes de apoyo a una mujer que robó y estafó 66 millones de dólares

Estaba siendo condenada por estafa, robo y engaños múltiples pero todos hablaban de lo mismo: qué fabulosa va vestida al juicio. Es Anna Sorokin, conocida como Anna Delvey, la estafadora que nunca se disculpó y que llegó a posicionarse entre la élite neoyorkina a base de engaños y mentiras muy complicadas. Una vez en la cárcel se ha convertido en una influencer: tiene 72k followers, sus posts desde la cárcel tienen comentarios de fans aplaudiéndola, llamándola icónica y que la adoran, y hasta ha tenido que pedir a los admiradores que no vayan a verla, porque le ocupaban todos los turnos de visitas. Una especie de Ted Bundy pero aplaudiéndola porque la consideran una bad bitch.

Pero, contexto. ¿Quién es esta influencer presidiaria? Anna Sorokin, hija de un camionero ruso, se mudó a Alemania, luego a Londres, luego a París, y finalmente acabó en Nueva York. Ahí empezó a mentir a la gente sobre su identidad. Dijo que se llamaba Anna Delvey y que era heredera de un ricachón alemán. Además, prometía construir con esa herencia un centro dedicado a las artes visuales contemporáneas. Así, se rodeaba de gente rica, mecenas, inversores, todo tipo de personas que se creían, convencidos por su labia, que ella era uno de los rostros emergentes más relevantes de la cultura de la élite neoyorkina.

Y empezó a pegarse una vidorra. Y no solo porque la invitaban a eventos, sino porque se puso a robar, a irse sin pagar y a vivir la vida montando engaños. Así conseguía fotos para corroborar que ella tenía un lifestyle como los ricos americanos en su Instagram hay fotos de langostas, viajes, monumentos, museos, terrazas..., además, compraba regalos de marca para las personas más influyentes de Nueva York, los invitaba a los mejores restaurantes, hoteles, clubes y hasta viajes fue a Marruecos con unas amigas y les pagó todos los gastos: 62.000 dólares en total. Era, en definitiva, muy generosa con los más ricos. Y ellos, por lo tanto, le daban otros favores: laborales, sociales y económicos. Aprendió rápidamente cómo triunfar en los círculos de las élites.

Pero en 2017 se le acabó el cuento cuando dos hoteles la denunciaron por irse sin pagar sus facturas. A medida que la policía de Manhattan siguió su rastro de dinero, se topó con cheques sin fondo enviados al banco con un valor de 66 millones de dólares. Ese era el precio de su falsa vida hasta el momento. Al final, fue condenada a 12 años de cárcel, pero se le redujo la condena y será libre en febrero de 2021.

En cuanto estalló el caso, la pregunta que todos se hicieron fue: ¿cómo alguien pudo haberse gastado tantos millones sin tenerlos?, ¿cómo no se dio cuenta nadie, ni sus amigos ricachones ni los bancos? Como elucubra la revista Rolling Stone, es porque es una mujer tan inteligente que descifró rápidamente la idiosincrasia de los ricos y actuó como ellos, y hasta los bancos se la creyeron. Nadie puso en duda que esa mujer tan generosa, influyente, atractiva, lista, interesante, eléctrica y con clase fuera una timadora.

Y hasta aquí, una historia normal. Bueno, “normal”. Pero lo mejor fue cuando, condenada, utilizó esa inteligencia para hacer una apariencia de bad bitch y empezó con el discurso eat the rich. Es decir, engañó a los más poderosos, se rió de las élites, las tomó por tontas, abusó de su “buena fe”, y encima no se arrepiente, se la sopla todo y se va a la cárcel súper bien vestida. Pues así se crea un icono pop, y por eso tiene tantos fans que han saturado sus horarios de visita. Ahora, está escribiendo un blog con sus anécdotas carcelarias por ejemplo, contando cómo es vivir con el covid en una prisión y, paralelamente, Netflix está preparando una serie sobre su fascinante vida. Como cuenta Anna, ya se ha reunido con Julia Garner protagonista de Ozark, y actriz que hará de ella, para que pueda interpretarla bien. La serie se estrenará en 2021, y promete ser uno de los éxitos del año. Normal: una historia tan loca da muchísimo juego.