Entre todas la incertidumbre del mundo existe una única verdad incuestionable: se nos está yendo la olla con los selfies. Tanto, que jugarse hasta la vida para sacar la foto perfecto se ha convertido en algo habitual. Y con jugarse hasta la vida. Sí, nuestra selfiadicción es brutal. De hecho, miles y miles de personas viajan cada año hasta la isla tailandesa de Phuket, donde se encuentra el aeropuerto internacional homónimo, solo para sacarse un selfie en la playa mientras un avión les sobrevuela a unos cuantos metros. Exagerado. Pero aún más lo son las medidas para combatirlo.
En primer lugar, las autoridades del aeropuerto decidieron cerrar el acceso a la playa. "Vamos a crear una zona segura que estará catalogada como zona estrictamente prohibida y que no permitirá el paso a los turistas", declaraba el director del aeropuerto, Wichit Kaewsaithiam. ¿Y por qué? Pues porque según ellos, los selfieadictos no solo se ponen en peligro a sí mismos permaneciendo tan cerca de los aviones, sino que además son potenciales distractores de los pilotos, lo que podría provocar accidentes. Hasta ahí bien. Factible o no, la seguridad es lo primero y merece la pena ser cautelosos.
El problema viene con las penas contempladas por las autoridades para los turistas que desobedezcan esta medida y se cuelen en la playa Mai Khao. Como ha afirmado Kaewsaithiam, "la pena para cualquier persona que no cumpla con este reglamento incluye la pena de muerte, la cadena perpetua o la pena de prisión de entre cinco y veinte años, según la Ley de Aviación Aérea de 1978". En otras palabras: hacerte el pillo y colarte de extranjis para sacarte un selfie clandestino podría mandarte a una cárcel tailandesa de por vida o incluso poner fin a tu vida. No es ninguna broma.
Y por mucho que nos parezca extremadamente exagerado y retrógrado, es importante tenerlo bien claro. La información es poder y, en este caso, un despiste sale muy caro. Un viaje puede convertirse en pesadilla. Por eso también es importante que sepas que estas penas no están contempladas únicamente para la intrusión en la isla, de la que hay que mantenerse al menos a nueve kilómetros de distancia. También serán aplicadas a quienes utilicen drones en ella o apunten con lásers a los pilotos de los aviones que sobrevuelan Mai Khao. Definitivamente, se nos está yendo la olla a todos.
