Sapos, chamanes y la molécula de Dios: el ritual que podría llevar a la cárcel a Nacho Vidal

El exactor porno Nacho Vidal fue detenido el pasado jueves acusado de homicidio imprudente por el suceso ocurrido en su finca de Enguera Valencia el pasado 29 de julio.

Todo iba a ser una relajada mañana de verano en su finca de Enguera, una localidad del interior de Valencia. Allí, un pueblo de lo más tranquilo en el que había pasado largos veranos en su infancia, es donde el exactor porno Nacho Vidal había querido montar una especie de ‘mansión Playboy’ a la española. Pero ni su sueño de convertirse en el Hugh Hefner valenciano ni aquella mañana de domingo acabaron como él se esperaba. Desplomado en el suelo entre convulsiones, el fotógrafo José Luis Abad perdía la vida por un infarto tras inhalar la escama del sapo bufo, una sustancia altamente tóxica utilizada en rituales chamánicos de América Latina que Vidal ayudaba a administrar en su finca por la módica cantidad de 600 euros, según las informaciones ofrecidas por el diario El Confidencial.

Ahora, casi un año después de los hechos, el exactor y dos personas de su entorno, su prima y un empleado de la finca, están en libertad condicional y con retirada de pasaporte acusados de homicidio imprudente al no haberse puesto en contacto con los servicios de emergencia tras el infarto sufrido por el fotógrafo que acabó con su muerte. "Ya había probado anteriormente esa sustancia y la quería volver a probar … Nacho había hablado de cómo le había sentado a él esa sustancia, que lo había probado y quería volverlo a hacer en un ambiente en el que encontrarse cómodo, es decir, con personas que conozcan o sepan cómo es esa reacción tóxica y que cuiden de uno", explicaba el abogado de Vidal, Daniel Salvador, desde el juzgado de Xátiva donde se instruye el caso.

Pero, ¿en qué consiste el ritual que, por lo visto, Nacho llevaba tiempo celebrando?, ¿qué efectos produce el sapo?, ¿es tan peligroso como parece? La molécula 5-MeO-DMT se produce en una glándulas situadas en la parte posterior de la cabeza del sapo bufo alvarius y ha sido utilizada ancestralmente por los chamanes de las comunidades asentadas en torno al desierto de Sonora, en México. Esta sustancia fuertemente tóxica circula por los receptores de serotonina del cerebro provocando estados alterados de conciencia que algunos han descrito como un encuentro con el mismísimo dios creador, de ahí el nombre de ‘molécula de Dios’. El mismo Nacho Vidal había concedido entrevistas en la que comentaba sus experiencias bajo sus efectos y cómo las sesiones de sapo en Ibiza le habían ayudado a encauzar su vida.

"Me sacó una pipa con cristal, me la puso en a boca y fumé sin saber muy bien qué iba a pasar, sin saber qué esperar. Me dijeron que abriera los brazos, que mirara al sol, fumé con todas las ganas que podía y fue no acabar el humo y de repente... desconecté. Desconecté de una manera increíble. No sé adónde me fui ni el tiempo que pasó ni nada”, explicaba Nacho en un vídeo colgado en Youtube en el que no oculta su entusiasmo con la experiencia. El problema para él, y para cualquiera que quiera experimentar un estado alterado de conciencia inducido por el veneno del sapo, es que el consumo de la bufantoína también puede provocar taquicardia y puede conllevar riesgos neuronales. De ahí que una persona que no es consciente de padecer alguna cardiopatía pueda sufrir un infarto durante la sesión que, debido a su intensidad, no suele durar más de 20 o 30 minutos. 

Es por ello que la presencia de otras personas siempre ha resultado fundamental durante estas ceremonias —que ya se recogen en tiempos de las culturas olmeca y maya— y por la que, en cierta manera, se responsabiliza a Nacho Vidal y las otras dos personas de no haber ofrecido la ayuda necesaria a José Luis a pesar de que parece evidente que el consumo del sapo se produjo de una manera voluntaria y consciente de la posibilidad de una complicación. Lo que debería haber sido una práctica ancestral con un profundo significado religioso, había acabado convirtiéndose en una actividad guiada por Vidal, que implicaba un serio riesgo para la salud de sus participantes y que, desgraciadamente, ha acabado con la vida de una persona. Ahora le resta a la Justicia decidir hasta qué punto fueron responsables de la muerte del fotógrafo, pero lo que ha quedado claro es que toda droga tiene sus riesgos y conocerlos para tomar precauciones es fundamental para que un viaje trascendental no acabe en tragedia. 

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