Jo-jo-joder, ya es Navidad

Las frases que hacen que te venga la ansiedad en las cenas de Navidad están cada vez más cerca

Ho, ho, ho. La Navidad ya está aquí y, como diría Moderna de Pueblo, "jo, jo, joder". Los regalos de mierda y los resúmenes anuales de las vidas de la gente en Instagram no es lo peor de esta época del año. El premio se lo llevan los interrogatorios sobre tu vida sentimental en las cenas familiares. “A ver cuando nos presentas a tu novio” o “¿sigues sin tener pareja?” son algunas de las frases más recurrentes. Las vas a escuchar incluso más que la canción de ‘Merry Christmas’ de Mariah Carey en el H&M. Y eso ya es decir. Qué mal, de verdad. Me da ansiedad que, entre gamba y gamba, se comente mi estado civil. Como si no tuviera ya suficiente agobio con intentar aguantar todas las fiestas sin reventar el último botón de los vaqueros.

No voy a mentir y decir que nunca pienso en el porqué de mi soltería. Hay días en los que me echo la culpa a mí misma por ser tan puto rara y otros en los que pienso que no me ocurre nada malo y que, simplemente, es que nadie me llama lo suficiente la atención como para dedicarle siquiera unos segundos de mi vida. Hoy es uno de esos días en los que tengo que escribir algo medio decente y que te enganche sobre este tema, así que voy a investigar un poco sobre el tema para aportaros algo.

Al psicólogo Menelaos Apostolou se le ocurrió entrar en Reddit para preguntar a los usuarios que le confesaran por qué estaban solteros. Obtuvo alrededor de 20.000 respuestas que analizó y llegó a la conclusión de que su estado de soltería se debía a estas cinco cosas: tener unas habilidades para ligar pésimas, la falta de interés, la ausencia de esfuerzo, la baja autoestima y, la más recurrente, creer que se es poco atractivo como para llamar la atención de otra persona. Puede que algunas de estas te representen, e incluso todas, pero tampoco te flipes porque los usuarios de este foro tampoco es que ventilen mucho su habitación.

Actualmente en España hay 18 millones de solteros o, lo que es lo mismo, un tercio de la población puede tirarse un pedo bajo la manta y taparse totalmente para olerlo sin ser juzgado. Y eso es maravilloso. De hecho, hay tanta gente en esta situación que a los chinos se les ocurrió celebrar el 11 de diciembre el Día de la Soltería. Vale que sea una estrategia comercial, pero el váter tiene un día homenaje, ¿por qué no la gente sin pareja?

Según Catherine Gray, la autora del libro The Unexpected Joyo f Being Single, exigimos que nuestro ‘bae’ nos aporte lo comparable a lo que antes ofrecía un pueblo entero. “Dame comodidad, pero también riesgo; dame novedad, pero también familiaridad; quiero que seas predecible, pero también quiero sorpresa. Pedimos mucho, ¿no? Y a pesar de ello, lo deseamos. Y si puede ser, que nos llegue a la edad adecuada: ni demasiado jóvenes ni demasiado mayores”. Somos demasiado exigentes. La opción de poder poner filtros a nuestras búsquedas de pareja y de ropa creo que nos han malacostumbrado.

La terapeuta de parejas, Esther Perel, contó en su charla TED que: “No solo buscamos a un compañero de vida que nos dé hijos, un estatus social y compañía, sino que además quiero que seas mi mejor amigo, mi confidente y un amante apasionado; y eso que ahora vivimos dos veces más que antes”. En definitiva, necesitaríamos demasiadas paredes de váteres públicos para anotar todos los requisitos que deben cumplirse para enamorarnos. Y ya dejo de contar tantos datos porque parezco Juanjo el de ‘Saber y Ganar’.

Si eliges vivir sin pareja porque te apetece, todo bien, pero si te duele no poder aprovechar los 2x1 porque siempre estás solo/a y te van a caducar, tenemos un problema. Tu corazón está tan roto que no lo arreglaría ni esa cinta que venden en la teletienda para tapar grietas. Te da miedo arriesgarte a que te hagan daño de nuevo, por lo que prefieres tomar distancia y no arriesgarte. Es normal. Enamorarse da pavor porque casi siempre conduce a un final muy doloroso acompañado de helado, lágrimas y arrastrarte escribiéndole a tu ex fingiendo que te habías equivocado. Sí, todos/as hemos pasado por eso. Según la ciencia solo te puedes enamorar 3 veces en la vida. Ya puedes ir calculando cuántos meses de ver pelis bajo la manta con los cristales de las gafas sucios de tanto llorar, te quedan por vivir.

En el amor me comporto como cuando voy a hacer la compra al supermercado. Cuando llego al pasillo de las galletas siempre dedico un tiempo para tomar una buena decisión. Por una parte, hay unas que me flipan, pero sé que demasiado, por lo que si las compro, me las voy a acabar antes de que pongan la cabecera de la serie. Por otra parte, están las que me gustan lo normal, esto es, no me entusiasman, pero me sacian y me quitan el gusanillo. Al final, meto en el carrito las que no me gustan tanto. No quiero arriesgarme a perder el control y, luego, pasarlo mal.

Y, ahora bien, ¿qué hacemos? ¿Cómo lo solucionamos? Mi consejo es que te arriesgues. Somos muy exigentes, así que si encuentras a alguien que cumpla tus requisitos lo que ya resulta complicado, ve hasta su primera foto de Instagram y dale ‘me gusta’ para que sepa que te interesa. Si no, siempre te quedará convertirte en realfooder.