Hazme casito y échame un polvito

El 64% de los jóvenes en España mantiene relaciones sexuales como mucho una vez por semana, ¿por qué pasamos tanto tiempo sin follar?

En primer lugar, me gustaría pedirte perdón por si has clicado en este artículo pensando que ibas a encontrar una respuesta que explique tu época de sequía sexual. Sinceramente, no sé la razón por la que pasa esto. Si lo supiera, créeme, no estaría aquí escribiendo, a las tantas de la madrugada de un sábado y llevando un pijama de Snoopy con manchas de hummus.

Pasan los días, e incluso los meses, y tú sigues sin tener una cita con final feliz. Ha llegado el punto en el que te da vergüenza hasta conocer la cifra del tiempo que llevas sin acostarte con nadie, así que decides buscar respuestas. Te diriges al diminuto baño de dudosa higiene que compartes con tus compañeros de piso. Te detienes ante el espejo y observas tu reflejo. Pasados unos minutos descubres dos cosas. La primera es que tu compañero se ha dejado en el lavabo una cuchilla −supuestamente la de la cara− de la que sobresalen unos pelos sospechosamente largos y rizados. La segunda es que no eres un adonis, pero tampoco estás tan mal como para que ni te funcione la técnica de etiquetar en memes a quien te gusta. ¿Qué nos está pasando? ¿Por qué llevamos tanto tiempo sin −parafraseando a los Sims− tener ñiqui-ñiqui?

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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La realidad es que los millenials los que hemos nacido entre los 80 y los 90 follamos muy poco. Y si a todo esto, le sumas la sobrevaloración del sexo y el estado de bajona constante característico de nuestra generación, el resultado es deprimente. Al principio, pensaba que solo era cosa mía, pero hace poco leí un estudio que publicó Control la marca de preservativos que me tranquilizó. Decía que el 64% de los jóvenes en España mantiene relaciones sexuales COMO MUCHO una vez por semana —lo que resulta menos de lo que queremos—.

Atravesamos una etapa de recesión sexual este término lo acuñó la revista The Atlantic. Flipante, ¿no? Por si no fuera poco con que mi cuenta del banco atraviese una etapa de recesión, ahora también, mi coño. Y es que somos la generación que menos sexo tiene. La de nuestros padres, incluso la de nuestros abuelos, tenía mucho más sexo que nosotros. Perdón si al decir esto he provocado que invadan tu mente esas imágenes traumáticas que habías conseguido olvidar hace años. Seguramente, pienses que la razón de todo esto radica en las redes sociales y la cantidad ingente de formas que tenemos para pasar el rato sin requerir compañía. Pues sí. Tienes razón. Tenemos la posibilidad de ligar a tan solo un clic gracias a Tinder y sus variantes, a Instagram y hasta a Linkedin. Podemos, incluso, buscar a nuestra pareja aplicándole unos filtros para que sea de nuestro gusto como si de una compra de Amazon se tratara.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Los millenials preferimos el sexo en la soledad de nuestra habitación, esa con vistas a un patio interior que te cuesta 500€ cada mes. No es que tengamos menos ganas, simplemente es que podemos conseguir el placer a través de otras formas. El psicólogo Philip Zimbardo dice que nos mola la procrasturbación, es decir, procrastinar más masturbación. Creo que estaba claro el concepto. Este fenómeno se puede explicar con un ejemplo muy sencillo. Estás en el sofá comiéndote el último bote de Yatekomo y decides relajarte viendo alguna serie. Sabes que dispones de un amplio abanico de contenidos que siempre va a estar ahí. Esa gran oferta audiovisual hace referencia a esa gente que estaría dispuesta a follar contigo y que puedes conseguir con tan solo bajarte una aplicación o responder a un stories. En ese momento, te invade una sensación de seguridad que provoca que, al final, acabes viendo la misma serie de siempre cuyos diálogos conoces de memoria. En otras palabras, te acaba dando pereza hablarle a otras personas y recurres a la forma de placer en soledad que nunca te falla: la masturbación. Así somos los millenials.

No sé si te habré ayudado a averiguar por qué somos la generación que menos follamos, así que terminaré ese artículo con una poesía adaptada y sin ningún tipo de rima de la famosa de Bécquer.

¿Por qué hace tanto tiempo que nadie te hace casito ni te echa un polvito?, 

dices mientras te bajas los pantalones del pijama y abres la ventana de incógnito para ver porno. 

¿Qué por qué hace tanto tiempo? ¿Y tú me lo preguntas? Porque millenial asocial, con baja autoestima y de mierda es lo que eres tú.