El asco que podemos dar cuando viajamos en una low cost contado por una azafata

Aires de superioridad, insultos, amenazas y agresiones son algunas de las actitudes que el personal de los aeropuertos tienen que soportar diariamente

Probablemente hayas contado alguna vez esa desagradable anécdota con una azafata de tierra que no te permitó subir tu maletita al avión. O esa otra con un azafato de lo más desconsiderado. Todos tenemos una o dos en nuestro historial. Pero, ¿qué pasa con ellos? ¿Qué pasa con quienes, día tras día, tienen que lidiar con gente como nosotros en los aeropuertos? Pues que tienen miles de anécdotas donde somos nosotros quienes no salimos muy bien parados. Y la usuaria de Twitter @Tacirupeca, quien asegura haber trabajado como azafata de tierra para una compañía low-cost, lleva varios  días contando algunas de ellas en un hilo brutal en Twitter.

“He decidido que voy a hacer un hilo con todas las historias que me pasaron trabajando en una aerolínea low-cost”, comienza ese #embarcacomopuedas que está enganchado a cientos de personas. Para empezar, Tacirupeca cuenta cómo, a pesar de que la aerolínea envía a los pasajeros vía email las normas de equipaje, no se las “leía nadie y entonces les tocaba pagar y ahí venían los dramas”. Dramas para ellos pero también para el personal: “Creo que nunca me han llamado puta o hija de puta más veces que trabajando allí”. Y, en concreto, cuenta una historia que prueba cuanto asco podemos llegar a dar:

La violencia tampoco le fue ajena a esta presunta azafata de facturación durante su odisea lidiando con lo pasajeros. “Agresiones he tenido varias mientras trabajaba en la compañía, algunas las denuncié, otras no”. Desde tirarle una bola de papel al grito de “te vas a meter la hoja de reclamaciones por el culo” a las innumerables veces que era insultada, situación en la que debía dejar fuera al agresor ya que “una norma de la compañía es que no podían viajar pasajeros que fueran violentos”, pasando por la surrealista historia donde toda una familia le anunció amablemente que iban a pegarle una paliza:

Además, la autora recalca los aires de superioridad con los que algunos pasajeros tratan al personal de los aeropuertos. "Ella recalcó mucho que era ingeniera, no como nosotros que éramos unos mierdas”, apunta Tacirupeca. Una historia que, fruto del mal comportamiento de la pasajera y un error comunicativo de los azafatos, terminó con la “ingeniera” embarcando sin maleta. “La verdad es que todo fue sin querer pero nos estuvimos riendo todo el puente de la ingeniera sin bragas”. Aunque matiza: “Oye, que si vinieras con todo bien yo sería super agradable”. Probablemente mucho más que algunos de nosotros a veces.