5 técnicas para mantener el deseo sexual en las relaciones largas

La baja actividad sexual es uno de los principales puntos de conflicto de las parejas estables

Somos química. Y esa misma química que nos empuja hacia el frenesí sexual durante los primeros años de relación sentimental, cuando el enamoramiento resulta incontrolable, es responsable también del bajón sexual que sufren todas las relaciones de pareja pasado un tiempo. Nuestro cerebro se acostumbra. Los estímulos que antes desataban tantísimas hormonas, ahora apenas provocan reacción fisiológica. Nos apagamos, y la relación sufre porque la sexualidad es componente fundamental de ella. Es inevitable, aunque puede minimizarse siguiendo estas técnicas recogidas por S Moda.

1. Recordar qué nos atrajo de la otra persona

El tiempo va modificando la relación. Madura positivamente en muchos aspectos, pero también pierde alguna de las cosas que las hacía especial al inicio. Por eso, Carme Sánchez Martín, sexóloga del Institut Clinic de Sexología de Barcelona, explica en S Moda que debemos "mantener los rituales que se hacían al principio de la relación". Algo así como volver a comportarse como novios: "Intentar un acercamiento, primero amistoso y sensual, para que derive luego en el sexual, ya que ir directamente al sexo es casi siempre imposible".

2. Actualizar fantasías y deseos

Las relaciones cambian porque nosotros cambiamos. También nuestros gustos. La solución, dice la sexóloga, es la comunicación. "Es importante tener una actitud abierta y estar dispuestos a probar cosas y compartir fantasías, pero hay que evitar que uno sea siempre el que pida y otro el que acepte". Después de todo, y según apunta la propia especialista, los hombres suelen demandar "ir a un local swingers, hacer un trío o tener sexo anal, mientras las mujeres son más dadas a realizar las fantasías de otros que las suyas".

3. Mantener la independencia

Quienes han tenido una pareja estable durante mucho tiempo conocen ese proceso de fusión parcial que experimentan sus miembros. Pero mantener nuestra autonomía, nuestra propia idiosincrasia, es fundamental para que la otra persona no termine aburriéndose de nosotros. Y esto también incluye al sexo: "Seguir cuidándonos, mimándonos, masturbándonos, haciendo cosas para nuestro propio placer, porque eso aumentará nuestro deseo y beneficiará al otro", explica Carme Sánchez.

4. No olvidar el filtreo

La sexualidad implica muchísimo más que cuanto ocurre dentro de una cama. También es nuestra manera de caminar, de hablar o de mirar a otras personas. De utilizar nuestro cuerpo y mente para seducir. Como cuenta la experta en S Moda, "las parejas con sexo mantienen un cierto grado de sensualidad fuera de la cama: se tocan, se besan, se mandan mensajes. Guiños que ejercitan el deseo. Saben que la sexualidad es muy amplia y va más allá del coito". Así que no reserves el filtreo para todos salvo para tu pareja.

5. Probar cosas nuevas

Más allá de los límites conocidos del misionero o la férrea monogamía, existe un universo casi infinito de prácticas y filosofías sexuales aún por descubrir. Explorarlas junto a nuestra pareja, con la que existe una confianza absoluta, no solo resulta aún más excitante que explorarla solo, sino que además puede darle unas cuantas vidas extras a cualquier vida sexual y, por extensión, también a cualquier relación.