4 historias de terror contadas por quienes estuvieron solos en casa

Oscuras presencias a través de las ventanas, ruidos extraños y golpes en paredes o puertas que asustarían a cualquiera son algunos de los sucesos que vivieron

Imagina que estas solx en casa, disfrutando de una tranquila noche porque tus padres o tus compis de piso se han largado. Tienes toda la casa para ti, para pasear a tus anchas, hacerte lo que quieras de comer e incluso salir de la ducha sin toalla. Qué gustazo. Cuando ya te has sentado en el sofá para ver qué echan por la tele, oyes un ruido. Se escuchan unos pasos por la zona de la cocina y luego como si alguien estuviera cogiendo unos vasos o platos. Es tan real que te quedas inmóvil en el sofá porque ya tienes la certeza de que no hay nadie más que tú. Además, como cuentan las películas, si vas hacia la cocina que es de donde viene el ruido es posible que mueras. Así que, ¿qué haces?, ¿será un fantasma?, ¿será un ladrón? Aquí reunimos cinco ejemplos de situaciones tenebrosas ¿será un fantasma?.

“Te estoy espiando”

Mis padres habían decidido salir aquella noche. Tenía entre 12 o 13 años y estaba muy contenta de quedarme sola en casa. Me quedé despierta hasta tarde delante del ordenador. Mis padres me habían dicho varias veces que no hablara con desconocidos por Internet pero casi la mitad de mi lista de amigos del MSN en aquel momento se usaba muchísimo eran personas que no conocía. De repente, uno de los chicos con los que estaba hablando empezó a decirme que sabía todas las cosas que había hecho en las últimas dos horas: me dijo exactamente qué había comido, qué había bebido, cuándo me había movido de la silla del escritorio… Todo con detalles sin que yo se lo hubiera contado. Miré hacia la ventana que tenía al lado del escritorio porque pensé que ese amigo había estado espiándome por ahí. Algo que era imposible porque supuestamente vivía en un país diferente al mío. Lo que sucedió fue que había pirateado mi cámara web y había estado espiándome durante bastante tiempo. Han pasado 10 años de aquel suceso y todavía tengo todas las cámaras de mis dispositivos tapadas con cinta adhesiva.

“No se detuvo cuando lo descubrí”

Hace unos años, mientras vivía con mis padres, llegaba del trabajo a casa sobre las 10 de la noche. Mis padres estaban de vacaciones aquella semana, así que podía estar tranquilo y hacer lo que quisiera. Me cociné una cena tardía y fui a la terraza de detrás a recoger unas cosas que había dejado por la mañana. Un ruido extraño llamó mi atención, era como el sonido de un perro jadeando. Busqué con la mirada para ver de dónde venía. Levanté la vista y, al otro lado de la calle, vi a mi vecino de pie en la acera completamente desnudo y masturbándose. Me había estado observando a través de la ventana y cuando lo descubrí no se detuvo.

“Por suerte no subí al piso de arriba”

Antes del comienzo de las vacaciones de Navidad, volví a casa de mis padres después de una conferencia en la universidad. Ellos habían ido a Escocia y luego nos veríamos ahí. Antes de viajar pasé un fin de semana solo en casa. Un día de esos, después de comer, encendí mi PS4, conecté los auriculares, me los puse y comencé a jugar. Una hora más tarde escuché un ruido en el piso de arriba. Como unos pasos. En lugar de ser valiente y revisar las escaleras, corrí en silencio para cerrar todas las puertas que conectaban el piso de arriba con el salón, que era donde yo estaba. Después de encerrarme, llamé a la policía. Cuando llegaron se pusieron a buscar y encontraron que alguien había entrado en mi casa por la ventana de mi habitación que estaba arriba. No se habían llevado nada de valor. Por suerte no subí a averiguar qué sucedía.

“Solo era una máquina”

Estaba viendo tranquilamente la televisión porque era la primera vez que quedaba sola en casa. De repente escuché un ruido muy alto, como un boom, detrás de mí, en la cocina. No miré ni pensé en ir allí, salí corriendo por la puerta principal de la casa y me quedé fuera en mitad de la oscuridad llorando. Mis padres regresaron 10 minutos después y me encontraron ahí. Cuando entramos descubrimos que el ruido lo había hecho la máquina de amasar el pan que mi madre había dejado funcionando. Hoy en día, ya de adulta, tengo la misma máquina y hace un pan delicioso.