Beata Dolores, la última mujer acusada de ser 'bruja' y asesinada por la Inquisición

El 24 de agosto de 1781 el cuerpo de María de los Dolores López, la beata Dolores, se consumía entre las llamas de la hoguera de la Inquisición en Sevilla

La última persona a la que la Inquisición mandó a la hoguera en nuestro país fue una mujer. A la monja sevillana María de los Dolores López, más conocida como la beata Dolores, le pusieron la etiqueta de bruja por entender el sexo y la religión a su manera. En su proceso inquisitorial llevado a cabo en 1781 se recogen acusaciones tan variadas como “iludente, ilusa y fingidora de revelaciones, revocante, negativa y pertinaz”, pero también se le acusó de practicar el sadomaso mediante flagelaciones y ayuno, mantener relaciones con numerosos confesores y miembros del clero, ser seguidora de la herejía molinista y, según los rumores de la época, tener relaciones con el demonio y beber un líquido que le permitía poner huevos.

Como explica la escritora Mado Martínez en su libro Putas, brujas y locas, Dolores fue una ”monja rebelde expulsada de todos los conventos, se convirtió en la femme fatale de los sacerdotes a los que ella acudía buscando un confesor y guía espiritual que la acompañase por los derroteros sexuales de sus particulares arrebatos de fervor religioso, o ardor sexual”. Sin embargo, lo que le colocó en el punto de mira de la Inquisión fue su insinuación hacia otras monjas y sus afirmaciones de que era capaz de entrar en contacto con su ángel custodio y el Niño Jesús, algo que ella misma relacionaba con la ceguera que sufría desde los 12 años y que le permitía una sensibilidad especial y un aura mística que le dieron cierta fama en su momento.

Teniendo en cuenta todo esto, la denuncia al Santo Oficio no tardó en producirse y el juicio se llevó a cabo dando lugar a una sentencia de 157 hojas que fue leída por tres personas desde las nueve de la mañana a la una del mediodía del 24 de agosto de 1781. Como explican los documentos, la beata Dolores permaneció amordazada durante todo el proceso “para que no blasfemase” e, incluso, llegó a ser amenazada por el representante de la justicia Real, Teodomiro Díaz de la Vega, con un crucifijo por su actitud rebelde. Según las actas inquisitoriales, la medida tuvo éxito y la propia acusada acabaría pidiendo la confesión para librarse de morir abrasada en la hoguera. A continuación puedes leer un fragmento bastante revelador de las actas del proceso inquisitorial: 

“Le hizo una eficacísima exhortacion, recordándole la cristiandad de sus padres, naturales de esta ciudad en donde ella tambien habia nacido y fué bautizada, afeóle su ceguedad y dureza como si hubiera nacido en Holanda ó fuese hija de padres hereges : díjola finalmente que sus delitos todos eran inescusables á vista de tanto como habian trabajado para iluminarla y convencerla los hombres mas doctos y piadosos, que ella misma reconocia por tales, y que pues no queria oir la voz de Dios por medio de sus ministros que la habian hablado repetidas veces, esperimentaria en breve un fuego que le acabaria la vida para comenzar en otro que no tendria fin”. 

Finalmente, después de tres horas de confesión en la Cárcel Real de Sevilla fue llevada al quemadero preparado en el prado de San Sebastián donde se le dio muerte con el método del garrote vil para después ser incinerada en la hoguera donde, según los documentos, su cuerpo estuvo consumiéndose hasta las nueve de la noche. Para la escritora Mado Martínez, el hecho de quemar a una mujer por brujería en una época tan tardía en plena Ilustración y a las puertas de la Revolución Francesa es lo más desconcertante y revelador de su caso. "Esta hoguera inquisitorial tan tardía ha llamado la atención de multitud de historiadores del mundo, quienes al profundizar en el caso de la Beata Dolores y ponerla al trasluz del contexto social del momento, se dieron cuenta de que la institución de la Inquisición estaba agonizando y se abocaba al final de sus días”.  Dolores fue la última víctima de la hoguera en nuestro país, pero no ha sido la última mujer asesinada por la ignorancia, el miedo y el fanatismo. Su historia vale la pena ser recordada.