6 científicas que rompieron el tabú sobre la sexualidad femenina

Una santa en plena Edad Media ya trató de definir el orgasmo de las mujeres pero el clítoris no se describió hasta finales del siglo XX

Con relativa frecuencia, se habla de las mujeres pioneras en ámbitos como la cultura, la ciencia, la política o la literatura. Pero, ¿y qué pasa con las mujeres pioneras en sexualidad? Al contrario de lo que piensan muchas personas, la sexualidad no constituye un objeto de estudio frívolo, sino que tiene un importante impacto en nuestra salud y bienestar. Repasamos a continuación seis figuras femeninas referentes en el estudio de la sexualidad humana. 

Hildegard von Bingen 1098-1179: una santa en busca del placer

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La independencia y erudición de esta abadesa durante la Edad Media puede incluso sonrojar a la curia actual. Y es que, más allá de dedicar su vida a los misterios de Dios, la composición musical y la medicina, Hildegard Von Bingen se interesó por el placer femenino. Trascendiendo cualquier convencionalismo y sin miedo a la autoridad patriarcal de la época, esta monja realizó las primeras descripciones del orgasmo femenino, estudió la fisionomía de los genitales masculinos y femeninos y se atrevió a sentenciar que el placer, lejos de ser patrimonio exclusivo de los hombres, era cosa de dos. Cause et cure y Physica son las obras en las que aborda estos temas. Sin duda, sus ideas pueden considerarse el germen de la moderna disciplina sexológica. 

Miriam Menkin 1901-1992: la cazadora de óvulos 

Ha pasado a la historia por ser la primera persona en fertilizar un óvulo humano en el laboratorio. Sin embargo, el éxito de Menkin, graduada en histología y anatomía comparada, fue una carrera de fondo. En su época, muchas universidades y laboratorios no admitían a mujeres y otros, tenían un cupo muy reducido para que estas participaran como investigadoras.  

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A través de su marido, que estudiaba en Harvard, conoció a Gregory Pincus, biólogo de esta universidad. Pincus se había convertido en una figura controvertida en el ámbito clínico al conseguir la fertilización in vitro en conejos en el año 1934. Él sería el enlace que le llevaría hasta John Rock, especialista en fertilidad. Fue entonces cuando Menkin comenzó a trabajar en el laboratorio que Rock tenía en Boston. Allí cortaba el folículo del ovario y extraía el óvulo. En 1944, Menkin consiguió después de seis años y 138 intentos, lo que sería todo un hito científico: ¡el primer embrión humano fertilizado in vitro! Sin embargo, aquel hallazgo acabaría en un aborto. Habría que esperar a 1978 para que Louise Brown se convirtiese en el primer bebé por fecundación in vitro. El descubrimiento de Menkin ayudó a que muchas mujeres y parejas con problemas de fertilidad lograran ser madres y padres.  

Virginia Jonhson 1925-2013: la mujer que llevó el sexo al laboratorio  

Su campo de investigación fue la fisiología y la terapia sexual. Es considerada como la primera mujer en estudiar de forma científica las disfunciones sexuales. Sus esfuerzos en el laboratorio, analizando el ritmo cardíaco y la actividad cerebral durante la actividad sexual, ampliaron la comprensión del placer y las disfunciones sexuales. Pero también cabe destacar que gracias a sus aportaciones, la terapia sexual y la terapia de pareja ganaron una mayor respetabilidad en el ámbito clínico. 

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Junto al ginecólogo Williams Masters, publicó La respuesta sexual humana 1966 e Incompatibilidad sexual humana 1970. Ambas publicaciones, no exentas de polémica, proporcionaron un conocimiento objetivo sobre la sexualidad a partir de datos fisiológicos. Pese al revuelo inicial desatado en la opinión pública, los estudios de Masters y Johnson ayudaron a mejorar la vida de muchas personas y parejas, especialmente en lo que respecta al tratamiento de los problemas sexuales masculinos y femeninos. Actualmente sus obras continúan siendo apreciadas y discutidas en la sexología.

Helen S. Kaplan 1929-1995: una psicóloga interesada en el deseo

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Si eres de las personas que piensa que el sexo está en la cabeza, dale las gracias a Kaplan. Referente en sexología y terapia sexual, propuso el modelo trifásico de la respuesta sexual humana. En 1974, reformuló el modelo de respuesta sexual de Master y Johnson. A las fases de excitación, orgasmo y periodo refractario, Kaplan añade una fase previa: el deseo. Con ello, enfatiza la influencia de lo psicológico en la experiencia sexual. El deseo funciona como el estímulo previo al contacto genital. Su contribución amplió la eficacia de la terapia sexual, dando una mayor importancia a los aspectos psicológicos. También fue la primera en definir el deseo sexual hipoactivo, haciendo referencia a un interés sexual bajo, donde la persona tiene dificultades para iniciar o responder a la actividad sexual. Su obra más conocida es Manual ilustrado de terapia sexual

Shere Hite 1942: la feminista que habló sin tabú de la masturbación femenina 

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Los estudios de Hite no pueden separarse de su militancia feminista en los años setenta. Hite se atrevió a preguntar a más de 3.000 mujeres qué sentían en el sexo, qué les excitaba, cómo llegaban al orgasmo y de qué forma se masturban. Publicó sus conclusiones en el conocido Informe Hite, el cual puso sobre la mesa que el 75% de las mujeres encuestadas no disfrutaba de un orgasmo durante el coito, pero un porcentaje alto de esas mujeres sí eran capaces de experimentar un orgasmo con la masturbación. Esto planteaba tres cuestiones fundamentales: el placer no es solo coito, la penetración no es lo único que conduce al éxtasis sexual y el hecho de que una mujer no sienta un orgasmo durante la penetración no significa que sea frígida. Hoy, estos aspectos están aceptados, pero en su época provocaron mucha indignación. De hecho, Hite tuvo que lidiar con el odio de los grupos conservadores y con las críticas de algunos colegas científicos. 

Helen O’Connell 1962: la guardiana de los secretos del clítoris 

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Es la primera mujer en especializarse en urología en Australia, jefa de Cirugía y Urología en un hospital público en Melburne y toda una pionera en el estudio del clítoris. Decepcionada por las escasas descripciones que hacía la Anatomía de Gray sobre el clítoris, O’Connell decidió investigar sobre este órgano y darle el lugar que merecía tanto en la literatura médica como en la cultura de muchas mujeres. En 1998, describió por primera vez la anatomía completa del clítoris, incluyendo la vascularización, los cuerpos cavernosos y la relación del clítoris con la uretra y la vagina. En 2010, representó por primera vez un anatomía completa del clítoris dando a conocer sus más de 15.000 terminaciones nerviosas en la zona pélvica. Estas investigaciones han permitido conocer el impacto de la mutilación genital femenina en la experiencia del placer. Hace tres años, publicó un anatomía completa del clítoris donde concluía que no existía el punto G, al menos entendido como estructura anatómica.