Tipos De Personas A Las Que Odias Pero Sigues en Redes Sociales

Me gustaría saber qué clase de adicción tengo a determinados personajes que cada vez que estoy a punto de darle a la tecla de 'eliminar amigo', 'unfollow' o 'dejar de seguir', una voz me susurra muy suave: "espera, que todavía quedan muchas risas por delante". Y entonces pienso: "tienes razón, quiero llegar con esto hasta el final. A ver qué pasa".

Y el caso es que yo ya lo sé. Yo ya sé que hay algunas personas que me crispan mucho los nervios, pero aun así, esa adicción de la que hablo es la mierda que me gusta. Y me gusta a mí, y te gusta a ti, y le gusta a cualquiera. Porque Internet es un planeta diferente donde el ser humano actúa de manera diferente. Es la flora y la fauna, deshecho humano y comedia, romanticismo y dramatismo a partes iguales. Este es un homenaje a nueve tipos de personas que no soportas en redes sociales pero que aun así sigues sin remedio, porque te dan la vida.

¿Hay algo más saludable cuando uno está mal que seguir a otro que está todavía peor? Los perfiles emocionalmente inestables son ganas de vivir y continuar hacia adelante. Te ves a ti mismo y piensas: estoy mal. Pero ves a uno de esos y te das cuenta de algo: él está peor. Está tan mal que ha cambiado de 'en una relación con...' a 'es complicado'. La cosa se pone interesante. Las palomitas, por favor.

Porque no ha superado que ya es viejo y tiene arrugas o que ha engordado y no quiere pasar página. A ver, nos hemos dado cuenta de tu estrategia. O publicas fotos nuevas o te juro que lo cuento todo.

Que parece que todavía no has publicado y ya está olisqueando, a ver qué pilla. Pero lo hace contigo y con todos. Allá por donde pasas, ahí está él. Su huella se arrastra como persiguiéndote, esperando la mínima para atacar y empezar debate. Es como un Eduardo Inda, pero sin que salga en la tele. Además, se crea como un vínculo raro con ellos porque cuando no los veo cerca me planteo si es que estoy perdiendo facultades. Fans digitales, les llaman. Pero terroríficos.

Mira que me divierto yo con estos. Son los que saben hacer de todo y tienen un coeficiente intelectual tan alto que cuando lees algo de ellos lo único que puedes hacer es ir a Google para entenderlo. Con ellos me siento segura porque sé que aprendo, aunque su superioridad moral a veces me desquicia tanto que cierro la página y me como un donut. A ver si así el azúcar alimenta mis neuronas y me hace estar a la altura de su desorbitada inteligencia. Pero gracias por descubrirme un mundo nuevo.

Estos sí que son mis preferidos. Realmente me importan muy poco tus nuevos músculos, que has desarrollado a base de no vivir y comer arroz. Tampoco me importa tu pelo y te he cogido un poco de manía por publicar fotos únicamente de ti mismo. Pero cuando me aburro vuelvo a ti y siempre acabo sintiendo que de alguna forma me haces falta.

Vale, lo sé. No tengo perdón. Nada se me ha perdido en los perfiles de ningún ex, pero es inevitable. De repente algo se me mete en el cuerpo y tengo la necesidad de saber cómo van sus vidas, sus perros, sus hijos y los viajes con sus nuevas novias. No es que no hayamos cerrado página, es que visitando sus perfiles nos reafirmamos en que lo mejor que nos pudo pasar es que se acabara. Porque vaya aburrimiento de vida que se están pegando.

Que ha montado un nuevo negocio y ahora te da lecciones sobre la importancia de salir de tu zona de confort. Yo estoy muy a gustito leyéndote desde mi sofá y no tengo la intención de ir hacia ningún sitio. Me encanta que triunfes, y te juro que lo haré yo también, pero hasta el momento, tus publicaciones de cómo franquiciar en un mercado maduro me provocan algunas náuseas. Linkedin es el segundo pasillo a la derecha. Un beso.

Y ahora comparten todos los concursos en los que su bebé puede ganar hasta mil paquetes Dodot Sensitive para que ningún culito esté irritado. Eso sin mencionar que es realmente divertido ver sus primeros pasitos, su primera papilla y su primer disfraz de Mickey Mouse. Cuando se hagan mayores les voy a enseñar todos estos printpage que estoy haciendo y juntos idearemos una estrategia de venganza por tanto daño gratuito. Espera, qué es eso. ¿Su primer pedito?

Vale que no los odiamos, pero un poco cansinos sí que se ponen. A mí, por ejemplo, mi madre me lo comenta todo, y lo que es peor, comenta a los que me comentan y le da me gusta. ¿Qué clase de radar han desarrollado las madres para convertirse en Colombo así tan rápido? Yo no lo sé, pero me preocupa. Mira, tu familia a la espera de que publiques una foto con tu nueva pareja.