Ojalá hubiéramos sabido ver el machismo de Pretty Woman

Treinta años después de su estreno, todavía hay gente que se enriquece con Pretty Woman, cuyo legado es promover el mito del amor romántico y una visión reduccionista de la prostitución

Pretty Woman, que este año celebra el treinta aniversario de su estreno, es una de esas míticas películas que constantemente aparecen en nuestras teles una tarde de domingo y que acabamos viendo con toda la familia como si fuera una historia de amor cuqui, a lo Love Actually. La hemos normalizado como un clásico. Y aunque la podamos disfrutar, no podemos olvidarnos de algo: es una historia con una base profundamente machista y problemática, por la visión errónea que da del amor y de la prostitución que ejerce la protagonista, interpretada por Julia Roberts.

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Hoy en día pocas personas ponen en duda el gusto de la peli, pero durante su producción hubo muchísimos problemas. Precisamente, por el uso de la prostitución. Ese fue el motivo por el que decenas de marcas se negaron a colaborar con la película: por ejemplo, Porsche y Ferrari, que no querían que su coche se viera relacionado con la prostitución. Al final, el coche que aceptó fue el Lotus Esprit, y vio sus ventas triplicadas. Lo mismo pasó con las joyas, nadie les ofrecía nada, la única que aceptó fue la marca francesa Fred Joaillier, que prestó el que luego se haría famosísimo collar de diamantes y rubíes, que fue custodiado 24/7 por un guardia de seguridad porque costaba 250.000 dólares.

La película tenía poco presupuesto, 14 millones de dólares, por lo que no podían comprar lujo y las marcas no querían aparecer en ella. Una mala decisión, viendo el éxito que tuvo: ha recaudado 463,4 millones de dólares y todos los que se vieron implicados han salido ganando, desde el cantante del tema Oh, Pretty Woman, Roy Orbison, que ganó a título póstumo 20 millones de dólares, hasta el hotel en el que Richard Gere lleva a Julia Roberts, el Beverly Wilshire, donde han aprovechado la fama para vender el pack 'Pretty Woman for a Day' que cuesta 266.000 euros por persona.

Hablando de este pack para vivir la experiencia Pretty Woman, como explica el diario El Mundo, es un poco timo. “La suite que Richard Gere tiene alquilada en el hotel Beverly Wilshire es en realidad un decorado ya que la dirección del establecimiento se negó a que entraran las cámaras para no molestar a los clientes”, así que para empezar, la experiencia Pretty Woman no se puede vivir en la misma habitación. El resto de cosas que incluyen el pack son experiencias de superlujo que lo único que tienen que ver con la película es que vas a comprar a Rodeo Drive, el mismo sitio que visita la protagonista.

Finalmente, más allá del tema de la prostitución y el planteamiento machista de la película el manidísimo arquetipo del hombre que salva a la mujer con su amor, o las mentiras del amor romántico que tanto daño nos han hecho, hay otros escándalos machistas que se esconden tras las cámaras. Por ejemplo, que el póster de la película tenga el cuerpo de otra mujer “con mejor cuerpo” con la cara de Julia Roberts pegada. O que Roberts, a pesar de que cuando se filmó tenía una nominación a los Oscar por Magnolias de acero y Gere ninguna, él cobró 5 millones y ella 300.000 dólares. Un ejemplo más de la desigualdad de sueldos en Hollywood que en la época 1990 era tan común, pero que tanto se ha denunciado en los últimos años.

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