De Mujeres Florero A Muñecas Hinchables

El documental "El Cuerpo de las Mujeres" nos muestra como se ha distorsionado, explotado y humillado la figura de la mujer en la televisión italiana.

Acabo de terminar de ver el documental italiano Il Corpo delle Donne El Cuerpo de las Mujeres, y la única palabra que puede definir ahora mismo mi estado es horror. Un tremendo y profundo horror.

El documental fue realizado en 2009 por Lorella Zanardo y Marco Malfi Chindem para denunciar la humillación, objetificación y denigración que sufre la figura de la mujer en la televisión nacional italiana.

Cabe recordar que el dueño de estos canales y, por aquel entonces primer ministro del país, es un viejo verde llamado Silvio Berlusconi. Este impresentable no se ha cortado nunca ni un poco en comportarse como un mafioso y un chulo de putas. Montaba unos saraos que él clasifica como "cenas elegantes", pero que eran conocidos como "fiestas Bunga Bunga",Silvio Berlusconi y para las que contrataba muchas, muchísimas prostitutas. Incluso alguna menor de edad por error, se supone.

“Las mujeres reales están desapareciendo de la televisión y son reemplazadas por una representación grotesca, vulgar y humillante”.

Me horroriza la visión que ofrecen de la mujer en la televisión italiana, pero me horroriza incluso más que puedan hacerlo con semejante impunidad, sin miedo a ser sancionados y condenados. Se creen y por lo visto, están en todo su derecho a insultar, humillar y abusar de mujeres en televisión. ¿Quién va a controlarlo si el que dirigía el país es también el dueño de estas cadenas? Es ridículo y grotesco, como un chiste de mal gusto contado hasta la saciedad.

Estas mujeres carecen de voz, criterio y voluntad. Son meros adornos en un circo casi pornográfico dirigido por hombres sin escrúpulos. Las han deshumanizado hasta un punto donde ya no son mujeres. Son caricaturas de lo que se supone que es una mujer perfecta. No envejecen, no engordan y se alteran todos los atributos que sean necesarios para encajar en esa figura construida por y para los medios. Son como chicas manga, chicas de cómic. Una representación que, tratando de resaltar y explotar todos los rasgos femeninos acaba deformando a la mujer a una imagen irreal, ficticia y vacía. Una muñeca hinchable para el uso y disfrute de otros.

En esta concepción de la belleza femenina, la juventud es un requisito indispensable, y cualquier signo del paso del tiempo convierte a la mujer objeto en algo caduco y desechable. Un elemento fácilmente sustituible, puesto que no se estaba teniendo en cuenta ninguna de las características que convierten en una persona única a la mujer que hay bajo ese disfraz de sensualidad hueca.

Las pocas mujeres que han conseguido un puesto como referentes de opinión y son respetadas por el público tampoco son inmunes a todas estas exigencias y, en la mayoría de casos, vamos viendo como a base de pinchazos, remaches y costuras van perdiendo toda la expresividad de sus rostros. Acaban siendo maniquís parlantes por miedo a que sus aptitudes y consolidado trabajo no sean suficientes para mantenerlas frente a la cámara. Sacrifican el placer de poder reír o fruncir el ceño por uno o dos años más en antena.

Y con esto no pretendo para nada criticar a quienes deciden pasar por quirófano para alterar su imagen, ya aclaré que respeto totalmente a quien toma esa decisión. Quiero reivindicar que el cuerpo de las mujeres pertenezca a las mujeres y no a los medios, y que el único criterio a tener en cuenta sobre estos sea el de su propia dueña. Y para que seamos capaces de escucharnos, de mirarnos a través de nuestros propios ojos en el espejo, sería de agradecer que la televisión, las revistas y la publicidad dejasen de machacarnos con el producto artificial que han fabricado con sexo femenino, ya que, en demasiadas ocasiones, a fuerza de ver tantas veces una mentira, inevitablemente acabamos creyendo que lo que nos muestran es una verdad.

Crédito de la imagen: Huffington Post