Me llamaban 'putilla' en el instituto como en la serie 'Por trece razones'

Millones de personas se han sentido identificadas con esa cultura de la violación y el bullying masivo que reina entre los adolescentes

Hay momentos en los que ver la de la serie 'Por trece razones' se hace extrañamente doloroso. Estás tan tranquila en el sofá, o en la cama con Netflix en tu portátil y alguna escena de un instituto random de Estados Unidos que nada tiene que ver contigo te apuñala y te clava en tu propia adolescencia. Esa en las que los chicos que descubrían su sexualidad eran los reyes del lugar y las chicas que hacíamos lo mismo, unas putas. O no hacía falta ni que hubieras dado un solo paso en dirección a tu sexualidad, con que alguien soltara un rumor, significaba el fin de tu 'honorabilidad' igual que le pasa a Hannah Baker, la protagonista de la serie en esta tan esperada segunda temporada

El gigantesco éxito de la serie Por trece razones en 2017 demuestra que millones de jóvenes y adultos se han sentido identificados con esta historia de escenas explícitas que preferirías que te fueran totalmente ajenas. Violaciones, palizas, humillaciones, bullying hasta decir basta y una bañera repleta de sangre te hacen pensar que sobreviviste a aquella época de milagro o que probablemente fuiste una llama más en el infierno de ese compañero.

En la serie todos son víctimas y verdugos en porcentajes que van variando a lo largo de los capítulos y, mientras que en la primera temporada nadie sabía el huracán de emociones que la serie iba a revelar en los espectadores, en esta segunda tienen clarísimo que están ante un tema muy delicado y su ficción es, o ha sido, el día a día de muchas personas. Lo sabe especialmente el actor Justin Prentice que interpreta al malísimo Bryce Walker, el típico capitán del equipo sin un ápice de escrúpulos que se cree con el derecho de tomar todo lo que le apetezca sin pedir permiso aunque esté entre las piernas de sus compañeras de clase

Resultado de imagen de bryce walker gif

Prentice es consciente de lo odioso de su personaje, pero a la vez de la necesidad de darle vida a estos depredadores que fuera de la ficción se reúnen en manadas y luego dicen que ella quería y que lo estaba disfrutando. Desgraciadamente, muchos no saben diferenciar lo que ven en la pantalla de su ordenador con lo que el actor publica en su Instagram y siempre le cae algún comentario de que le trata de 'violador', pero hay otros que le agradecen su labor interpretando a este arquetipo del que todos conocemos algún ejemplar. Como en este vídeo de la revista BuzzFeed en el que Justin se emociona con una carta de una superviviente de abusos sexuales y violación.

Frente al estremecedor relato de esta chica, parece que el hecho de que a ti te tocaran tus partes íntimas sin tu permiso, que te llamaran 'putilla' en el patio del recreo o te persiguieran rumores de todo tipo, no es nada. Pero todo ello forma parte del mismo iceberg de la cultura machista que a las mujeres nos oprime si movemos un músculo más allá del molde y a los hombres también les estrangula si no encarnan el modelo de macho alfa que no siente ni padece.

Es lo que vemos capítulo tras capítulo en esta serie: ellas son humilladas por ser mujeres y ellos por tener comportamientos asociados a las mujeres. Pero, si estos comportamientos están tan extendidos que se han visto reflejadas personas de todas las edades de tantos países, ¿por qué nuestros institutos siguen llenos de putas y de violadores? ¿Por qué somos incapaces de salir de esta espiral que le pueden dar a alguien 13 razones para quitarse de en medio?