Al inicio de Anna Karenina, Lev Tolstói escribió una frase que ha quedado para la posteridad: “Todas las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia infeliz lo es a su manera”. La familia de Tolstói también entraba en la segunda categoría. Su esposa Sofía Tolstaia siempre estuvo a la sombra de Tolstói, relegada a un segundo plano, mientras su marido la trataba con frialdad y como a un ser inferior. Es curioso que él sea el creador de una de las heroínas como fue Anna Karenina.
Sofía conoció a Lev Tolstói a los 18 años, cuando él ya tenía 34, y se casaron tras un breve noviazgo de 15 días. Una de las cosas que caracterizaba a Sofía y que llamó la atención del autor es que Sofía había tenido acceso a una educación privilegiada, algo inusual para las mujeres de su tiempo. Esto se debe a que venía de una familia acomodada con lazos con la corte imperial del zar (su padre era médico de la corte). El matrimonio con Tolstói, sin embargo, nunca fue feliz.
@thebritishhistorygirl Tolstoy is my favorite author, and his marriage to Sophia complicates his literary career. Sophia always deserved more credit than she got. Her family inspired his characters; her intelligence inspired her husband; and she was often the first pair of eyes to judge some of modern history's greatest works. #history #femalerage #leotolstoy #russianhistory #historytok #booktok #literarytok #warandpeace #annakarenina #fyp ♬ labour - Paris Paloma
La gran labor literaria de Sofía Tolstói
Sofía dedicó gran parte de su vida a apoyar la carrera literaria de su esposo, copiando a mano sus manuscritos, incluyendo Guerra y paz, el cual copió hasta siete veces. Además de su labor de copista, Sofía también fue una fotógrafa entusiasta y una escritora, aunque gran parte de su obra literaria permaneció inédita hasta 2010, cuando se publicaron dos de sus novelas: ¿De quién es la culpa? y Romanza sin palabras. En ambos libros Sofía cuanta la dura realidad de su matrimonio e incluso son una especie de ajuste de cuentas con Tolstói.
En ellos, describe cómo quedó relegada a un papel secundario en la vida del escritor, quien, según sus propias palabras, se transformó en un hombre cada vez más excéntrico y difícil de tratar. Lev Tolstói se inclinó hacia el anarquismo, el naturismo y el rechazo de bienes materiales, lo que añadió tensión a su vida familiar. De hecho, la pareja acabó viviendo en una especie de cabaña en medio del bosque. Así pues, Sofía tuvo que asumir la responsabilidad de la educación de sus 13 hijos y la gestión de la casa, enfrentándose a las dificultades financieras que las decisiones de su esposo provocaban.
Romanza sin palabras da muchos detalles sobre su matrimonio y la crisis personal de Sofía. La novela relata la historia de una mujer que encuentra consuelo y comprensión en un pianista. A través de esta obra, que podría considerarse autoficción, Sofía expresa su frustración y tristeza por el matrimonio en el que estaba encerrada.
Una vez más, la relación de Sofía con Lev no solo demuestra como muchas veces los éxitos de los hombres han sido posibles gracias a la opresión de las mujeres. Seguramente Tolstói no habría sido capaz de escribir los libros que escribió si su esposa no hubiera estado encargándose de todo el resto y copiando a mano los textos.