Cuando se trata de pagar, el mundo se divide en tres clases de personas: 'el págalotodo', que es el mejor amigo al que todo el mundo quiere porque cuando estamos despistados en un acto de buena fe se levanta y paga; 'el ahorrador', que siempre tiene una causa por la que guardar sus oros pero de vez en cuando te sorprende con un "a esta ronda invito yo"; y el 'colega tacaño', que aunque lo intente parece que algo demoníaco se pose sobre su mano cada vez que tiene que sacar la cartera.
Lo sabemos: colegas tacaños tenemos todos. El problema es que cuentan con un expertise muy consolidado y son tan sutiles en sus movimientos que dar con su estrategia es casi una maniobra imposible. Esto se debe, principalmente, a que suelen operar en silencio y curiosamente se desenvuelven de forma mágica en cualquier actividad que incluya euros en movimiento. Y aunque mires hacia otro lado, la realidad siempre va a estar ahí y es esta. Te ofrecemos una guía básica para descubrir si tienes un agarrado cerca, y cómo sobrevivir a ellos cuando la transacción de pasta esté cerca.
Su límite para cualquier evento social son siempre 10€
Da igual que se trate de una cena, la entrada a un concierto o el billete de avión a Copenhague. Su presupuesto son siempre 10€. Si la actividad incluye cena + copas, estos 10€ deberán durarle para toda la noche. Si existe unión verdadera entre vosotros, el 'págalotodo' dirá que no se preocupe, que a lo que le falte se lo pone él, pero, ERROR. La dignidad al pagar es lo último que debe perderse.

Va por su cuenta en los regalos de cumpleaños
Le da miedo que se os vaya la cabeza con el regalo de vuestro amigo y, por si acaso, él dice que va por libre. Es lo que se llama el trastorno free-style del tacaño, que él lo intenta, lo dice, e incluso se lo cree, pero hazañas varias ocurren en su vida para que al final estos regalos nunca lleguen a materializarse. Eso sí, los chupitos de cortesía del cumpleañero que no falten.

Si te deja un euro, te pide un euro
Algo ocurre con los colegas tacaños y es que todos tienen memoria selectiva. No se acuerdan de las veces que has pagado tú pero sí de todas en las que tuvo que pagar él. No se sabe cómo lo hacen, pero si te han dejado un euro encontrarán la forma de que ese euro vuelva a ellos. Lo necesitarán curiosamente para un billete de autobús, para un café, o para comprarle el pan a su madre. Pero de que al final se lo devuelves no tengas ni una duda. Mira cómo se ponen cuando le cuentan a los demás que les debes pasta.

"Se me ha olvidado la cartera en casa"
Qué curioso que una extraña fuerza sobrenatural impide que su cartera salga de casa. Algo debe hacer pum en su cerebro que el móvil nunca se lo olvida pero la cartera sí. Que no te engañen, es una estrategia que algún día debió funcionarles pero que en el siglo XXI ya ha quedado obsoleta. Dirá que no sabe cómo pasó, que juraría haberla metido en su bolso, que es posible que hasta se la hayan robado y fingirá un drama, pero seamos honestos: os hemos calado.

Te hace llamadas perdidas
Para que le llames tú porque si no se le acaban los minutos gratis. Le cuesta arrancar y coger el teléfono para llamarte y es de esos que en la época de las cabinas hacía llamadas a cobro revertido. Muy loco todo.

Hace pagar la gasolina a medias
Su coche es un bien preciado, pero su gasolina más. No puedes fiarte de que el colega tacaño sea aquel en el que después de una tarde de cervezas se ofrezca a llevarte a casa porque su excusa preferida es la de "es que no me pilla de camino y he de dar mucha vuelta...". Pero si algún día se levanta y Júpiter coincide en la casa ocho, dice que te lleva y el mundo parece un lugar mejor. Pero deja de poner esa cara de idiota, la gasolina se paga a medias. Ah, sí, ¿pues sabes qué?

A los tacaños dales amor y dales cariño, pero nunca tu dinero.