Cada Vez Estamos Más Gordos Pero, ¿Qué Es Realmente La Obesidad?

El mundo cada vez está más gordo, pero la gente sigue basándose en una serie de creencias erróneas cuando piensa en sobrepeso y obesidad.

El mundo cada vez está más gordo, pero la gente sigue basándose en una serie de creencias erróneas cuando piensa en sobrepeso y obesidad:

 

¿Es el índice de masa corporal un indicador fiable de salud?

Pues no, no lo es. O al menos eso pensaba su creador, el científico belga Adolphe Quetelet, que desarrolló el IMC entre 1830 y 1850, y lo creó como una fórmula para ayudar a los gobiernos a calcular cómo asignar los recursos dependiendo de lo “bien nutrida” que estuviera la población. Adolphe Quetelet especificó que el IMC no debía ser considerado como una medida de salud. El IMC no tiene en cuenta la medida de la cintura, ni la relación relativa entre estructura ósea, músculo y grasa. Vamos, que un deportista de élite con una gran masa muscular podría entrar en la categoría de obeso según el índice de masa corporal, cuando claramente no lo es.

 


¿Es tener “el metabolismo lento” la causa genética de la obesidad?

Lo cierto es que existen personas con problemas metabólicos cuyos organismos consumen menos energía, por lo que comiendo lo mismo engordarán más que una persona con un metabolismo que funcione sin problemas. El error es pensar que las personas con obesidad suelen tener un metabolismo lento. Las personas obesas no suelen tener el metabolismo ralentizado, al contrario, lo tienen mucho más acelerado que una persona que pese menos. Y la razón es bien sencilla, su cuerpo gasta mucha más energía para mantenerse en marcha; su metabolismo basal lo que el cuerpo consume para realizar las funciones metabólicas básicas, como respirar es más elevado.


¿Entonces, hay o no hay factores genéticos que determinan la obesidad?

Aunque no sea cuestión de metabolismo, cada vez hay más estudios que demuestran la relación de cierta genética con la obesidad. Nuestro cuerpo, de funcionar como un reloj suizo, debería mandarnos tener hambre cuando necesitamos reponer energía y, posteriormente, enviar las señales necesarias para decirnos que ya hemos comido lo suficiente. Se ha comprobado que las personas que tienen “genes gordos” suelen tener problemas en estos dos aspectos.

Algunas de ellas siempre están recibiendo la señales de su cuerpo de que necesita comer, es decir, viven con hambre constantemente. Otras, en cambio, tienen serios problemas para parar de comer una vez han empezado, les cuesta sentirse saciadas. Y esto ocurre porque su cuerpo no gestiona de manera apropiada las hormonas que le indican a nuestro cerebro que ya hemos comido suficiente. La ciencia está demostrando que lo que se ha tachado comunmente como glotonería y falta de autocontrol es mucho más complejo que eso, y que lo que para unos no supone ningún esfuerzo para otros es una lucha constante.


Para adelgazar hay que "comer menos y moverse más"

Y nos quedamos tan anchos. Nosotros y la mayoría de médicos que reciben en sus consultas a personas que quieren perder peso. Les dan un papelito fotocopiado con una dieta tipo de 2000, 1800 o 1500kcal, les hacen una lectura de cartilla sobre sus malos hábitos y los mandan para casa con mucha responsabilidad y muy poquita ayuda. ¿Os imagináis que una persona con una adicción fuera al médico y su única recomendación fuera “Bueno, pues no te drogues, cuídate más”? Nos resultaría ridículo. Pues en una situación extremadamente similar se encuentran quienes padecen una adicción a la comida o se ven incapaces de controlar su apetito por alguna razón. Al igual que con las drogas, parece claro que no todo es cuestión de fuerza de voluntad.

 

Nuestro cuerpo está construido para la supervivencia. No estamos pensados para vivir en un entorno de abundancia de comida, sino para que nos cueste mucho esfuerzo conseguirla. Lo único que está claro es que socialmente hemos evolucionado a una velocidad que no se corresponde con nuestras características biológicas. Y mientras la ciencia sigue buscando soluciones y respuestas, la industria de la dieta se seguirá llenando bien los bolsillos a costa de todos los que sueñan con bajar a un IMC de 24.9.

 

Crédito de la imagen: My big fat fabulous life