Un científico estudia a las personas que ven a sus seres queridos que ya murieron

Su hipótesis: están más tranquilxs y se sienten acompañados por ellos

El misterio de la vida es la muerte. Nadie sabe qué hay después de esta, ni siquiera los científicos pueden responder a esta pregunta. Cada unx de nosotrxs tenemos nuestra propia teoría: los creyentes pensarán que nos reencontramos en el paraíso, mientras otrxs están convencidos de que no hay nada más.

Todxs conocemos la llamada luz al final del túnel. Son fenómenos extraños que rodean el trance hacia el fin de nuestra vida en la Tierra. Ahora hay un científico que está estudiando a las personas enfermas que ven a sus seres queridos que ya murieron. Se trata de Christopher Kerr, quien dejó de lado su carrera como médico, para estudiar a los pacientes en estado crítico, que antes de morir, ven a sus seres queridos fallecidos. Kerr es un médico, especialista en cardiología y con un doctorado en Neurobiología.

Nos lo cuenta la BBC Mundo: todo empezó cuando el médico presenció cómo una paciente terminal veía a su hijo fallecido y actuaba como si lo cargara en sus brazos. Ahí Kerr quiso dar un giro a su trayectoria profesional y estudiar qué había pasado y si era común. Puede que sea poco creíble pensar en que este tipo de experiencias realmente ocurren. Pero como nos repite la BBC, Kerr es una de las principales autoridades mundiales en el estudio de las experiencias del final de la vida, como es el nombre correcto para referirse a este proceso.

Empiezan semanas antes de la muerte

Estas experiencias suelen empezar semanas antes de fallecer, y se acrecientan en frecuencia a medida que se acerca el final. Para resolver su hipótesis, Kerr inició en 2010 un estudio sobre este tema en Estados Unidos, para investigar la frecuencia con la que ocurren las experiencias del final de la vida, sin embargo, Kerr no encuentra una respuesta científica definitiva que explique exactamente qué es lo que pasa.

Según sus investigaciones, publicadas en revistas científicas, alrededor del 88 % de las personas que investigó han pasado por una experiencia similar. “Nuestra tasa es probablemente más alta de lo que normalmente se informa, porque la diferencia en nuestro estudio es que preguntamos (a los pacientes) todos los días”, explicó a la BBC. El hecho de ver a sus seres queridos fallecidos, hace que los pacientes tengan un mayor consuelo para enfrentarse a ese proceso, explica el investigador. Ahí está la clave para diferenciarlo del delirio. Para Keer, el delirio causa en las personas incomodidad y miedo. Pero las experiencias del final de la vida de los pacientes son reconfortantes y calmantes.