Comencemos por lo más obvio: qué lamentable es escudarse en el alcohol para justificar el hecho de haberse liado con una persona con una belleza no canónica. Aquí nadie es perfecto. Ese sentimiento de superioridad sobra. Pero es que además no tiene base científica. Sí, lo habrás escuchado millones de veces después de una noche de fiesta e incluso es probable que tú mismx la hayas soltado alguna vez. “Fue el alcohol, tíx, si no no me habría liado con él/ella porque me gusta cero”. Una mentira colosal. Porque, según una nueva investigación publicada en la revista especializada Journal of Studies and Alcohol, el alcohol no te hace ver más atractivx a nadie. No funciona así.
El equipo de investigación, liderado por la experta Molly A. Bowdring, de la Universidad de Stanford, reunió a 18 parejas de amigos de unos 20 años en el laboratorio y le enseñaron fotografías y vídeos de personas anónimas para que calificaran su nivel de atractivo. Además, cada uno de ellos debía escoger a las personas de esas imágenes con las que desearían interactuar más tarde. Un proceso que hicieron dos veces: la primera de ellas con cierta concentración de alcohol en sangre y la segunda completamente sobrios. ¿Resultado? Como apuntan desde El Confidencial, medio que difunde el estudio, “llegaron a la conclusión de que no había ningún efecto sobre cómo veían a los demás”.
Así que no tiene sentido alguno que la utilices para intentar proteger tu ego: si te liaste el finde pasado con él o con ella, si acabaste en su casa o le llevaste a la tuya, es porque de una manera u otra te ponía. No hay más. De hecho, aunque el alcohol no cambia la percepción que se tiene de la belleza de los demás, “sí ayuda a aumentar la probabilidad de que los hombres quieran interactuar con otras personas a las que consideran atractivas”. O dicho de otra manera: el alcohol rompió la barrera que te impedía enrollarte con esa persona. Una barrera erigida a base de estereotipos físicos, presión social y estatus. Cuando estabas borrachx te daba igual lo que pensaran lxs demás.
En palabras de Bowdring, “las personas que beben alcohol pueden beneficiarse al reconocer que las motivaciones e intenciones sociales valoradas cambian cuando beben”. Después de tres ginebras o tres rones, ya no te importa tanto mantener tu imagen de persona que se lía con pibones, te liberas de tus propias ataduras y te permites disfrutar con esa persona que te gusta pero que no encaja en lo que socialmente se considera atractivo. En este sentido, el alcohol puede ser beneficioso. No obstante, ¿no sería mucho más bonito trabajar para conseguir esa fortaleza mental y esa suficiencia todo el rato? ¿No querrías poder liarte con quien quisieras sin remordimientos? Seguro que sí.