Lo de tu memoria no tiene sentido. Te olvidas de los nombres siete segundos después de escucharlos por primera vez. Se te pasan las citas del médico y de otras movidas constantemente. Y casi todos los días tienes una pelea contigo mismx dentro de tu casa para encontrar el móvil. Te desesperas. Sobre todo porque luego, por más que quieres, no eres capaz de sacar de tu cabeza la letra de aquella canción que escuchaste seis o siete veces cuando tenías 15 años. ¿En serio? ¿De verdad tu mente considera tan importante para tu supervivencia la lírica de aquel tema de mierda como para resistirse con tanta fuerza a olvidarla? No es una broma del universo. Hay motivos científicos para que esto ocurra.
O al menos es lo que dice la profesora de psicología de la música Kelly Jakubowski, de la Universidad de Durham, en una publicación para The Conversation. Según sus investigaciones, una de las razones principales por las que recuerdas letras de canciones de hace mil es que el ritmo y el compás de la música “dan pistas sobre la longitud de la siguiente palabra de una secuencia”, lo que “ayuda a limitar las posibles opciones de palabras a recordar, por ejemplo, indicando que una palabra de tres sílabas encaja con un ritmo concreto dentro de la canción”. Del mismo modo, la melodía de las canciones ayuda a segmentar la letra en fragmentos significativos. Todo eso cuenta para tu memoria.
Por otro lado, están los recursos literarios como la rima o la aliteración, los cuales facilitan aún más la memorización. Al fin y al cabo, le dan a tu cerebro un patrón. Eso siempre ayuda. Pero lo que de verdad le impulsa a registrar esa lírica en lo más profundo de tu memoria es la repetición. En palabras de Jakubowski, “una de las razones por las que la música está tan profundamente arraigada es que tendemos a escuchar las mismas canciones muchas veces a lo largo de nuestras vidas”. Quizás pienses que solo la escuchaste seis o siete veces, pero es muy probable que fueran muchísimas más. Ahora está almacenada en tu memoria automática. La cantas sin tener siquiera que pensar.
Por último, y este motivo es también muy potente, está el hecho de que la música tiene casi siempre un componente emocional muy fuerte. Y al cerebro humano le encanta priorizar todo aquello que tiene que ver con los sentimientos. “De hecho, las investigaciones han demostrado que una de las principales razones por las que la gente se engancha a la música es por la diversidad de emociones que transmite y evoca”. Es pasión. Es nostalgia. Es tristeza. Es euforia. Es autoreafirmación. Es independencia. Es todo. Cada canción tiene una conexión emocional con una parte de ti. Recordarla es recordarte. Es mantenerla viva a pesar del paso de los años.