Tres años atrás la artista estadounidense Demi Lovato sufrió una sobredosis casi mortal. Inmediatamente después, muchísimxs de sus fans se empeñaron en culpar a una de sus mejores amigas de ser una mala influencia. La pobre recibió miles de críticas, miles de insultos e incluso miles de amenazas de muerte. La propia Lovato tuvo que salir al paso diciendo que “mis fans son increíbles y muy apasionados, pero a veces se pasan un poco y no siempre tienen toda la información”. Y no es un caso único: muchas otras estrellas de pop están pasando de la inacción a la reprimenda respecto a sus fans más creepys conforme el mundo digital agrava el fenómeno devoción tóxica.
El gran ejemplo reciente es el de la cantante Chappel Roan. En un vídeo muy honesto y directo de su canal de TikTok decía lo siguiente: “No me importa que el abuso y el acoso, el acecho, lo que sea, sea algo normal para la gente que es famosa. No me importa que este tipo de comportamiento disparatado venga con el trabajo, la carrera, el campo, que he elegido. Eso no significa que esté bien. Eso no lo hace normal. No significa que lo quiera”. Y la reflexión tiene todo el sentido del mundo: suele pensarse que la gente famosa y con dinero debería estar muy dispuesta a soportar esas mierdas por el mero hecho de disfrutar del privilegio de la comodidad económica.
Prefieren perder miles de seguidores
Pero no es así. Y las celebrities están decididas a hacerlo ver y a pagar el precio que corresponda. La rapera Doja Cat, por ejemplo, perdió casi un millón de seguidores en Instagram al soltar un ni siquiera os conozco contra esa parte de su fandom que estaba pasándose de la raya. “Ver a toda esta gente dejar de seguirme me hace sentir como si hubiera derrotado a una gran bestia que me ha estado manteniendo encerrada durante demasiado tiempo”. Una gran bestia que aprovecha la honestidad de las letras de lxs artistas, y especialmente de las artistas, para tener algo con lo que intentar controlarlas y machacarlas cuando lo considera oportuno. Algo insoportable.
”Mis propios fans son, sin duda, peores conmigo que cualquier otra persona en el planeta. No hablo por todos vosotros, por supuesto. Pero solía ser solo una minoría la que era horrible conmigo y ahora parece que la mayoría solo se ha quedado para opinar de vez en cuando sobre lo mucho que me odian o lo horrible que soy”, declaraba hace poco la artista Halsey. Pero aquí la pregunta no es si ella o muchas otras como ella deberían aguantar todo ese acoso sin rechistar. Esa sería una pregunta absurda. La verdadera pregunta, la que nos interesa como sociedad, es por qué hay gente que necesita maltratar a lxs demás para sentirse a gusto. Es totalmente delirante.