Se ha ido un grande de la fotografía. Uno de esos personajes de cámara en mano que pasan sus días viajando por el mundo y retratando realidades sociales angustiosas y desagradables que no queremos ver pero debemos ver. Un ser humano profundamente comprometido con la gente vulnerable. Una persona concienciada con el planeta. Sebastiao Salgado. El hombre que Win Wenders retrató en su espectacular documental La sal de la Tierra, el cual deberías ver en Filmin si aún no lo has visto. Nos ha dejado a los 81 años, pero nos ha dejado con un legado increíble que merece ser puesto en valor. Aquí tienes lo mejor de la obra del gran fotógrafo moderno del blanco y negro.
Trabajadores (1993)
Salgado fue un humanista convencido y trabajó siempre con el deseo de dignificar a las personas, especialmente a las más marginadas, tan ignoradas por los focos mediáticos. Y Trabajadores es un ejemplo perfecto: esta serie retrata a quienes trabajan en condiciones laborales extremas a lo largo del mundo. A lxs obrerxs. A lxs minerxs. A lxs campesinxs. Y no lo hace desde el sensacionalismo de la desgracia. Lo hace desde la puesta en valor de sus virtudes: su resistencia, su fuerza mental y su solidaridad. Son ellxs quienes sostienen el mundo.
Éxodos (2000)
Otra serie fotográfica de denuncia social. En este caso, el fotógrafo brasileño documenta los desplazamientos masivos que tienen lugar en diferentes puntos calientes del planeta a causa de las guerras, de las persecuciones políticas y de la falta de futuro. “Mi esperanza con este trabajo es que nos detengamos a reflexionar sobre la condición humana en el alba de un nuevo milenio, visto que las ideologías dominantes del siglo XX, comunismo y capitalismo, han fracasado estrepitosamente”. Pero ahí seguimos. Nos hemos sido capaces de frenar el éxodo.
Génesis (2013) y Amazonia (2023)
Defender la dignidad humana requiere defender el planeta y viceversa. Es un todo. Y Sebastiao Salgado lo sabía muy bien. En Génesis, allá por 2013, documentó paisajes vírgenes, pueblos indígenas y fauna en peligro para revalorizarlos y transmitir la necesidad de que sean protegidos. En Amazonia, que pude ver personalmente aquí en Madrid, preciosa e impactante, hacía un recorrido por la mayor selva del mundo a través de 200 fotografías y siete películas tomadas a lo largo de siete años de aventura. El mayor aviso de su vulnerabilidad.
Pero Salgado fue mucho más allá de su obra artística. Junto a su mujer, Lélia Wanick Salgado, reforestó todo un bosque destruido, lo revitalizó y le devolvió su biodiversidad. Además, y a raíz de que varios grupos ecologistas fueran incluidos como agentes de terrorismo nacional por sus protestas contra sedes de empresas o museos, salió en su apoyo con un discurso muy claro: “¿Quién tiene su futuro comprometido? Los jóvenes. Tienen una preocupación enorme por el momento que estamos viviendo. Están desesperados y se hacen radicales. Su comportamiento es normal”.
Valiente desde el principio y hasta el mismísimo final. Descanse en paz.