Análisis loco de tus bajones según lo que te zampas cuando estás fatal

Si tú también te descubres a veces en estado de engullir todo lo que pillas como si fuera tu último día en la Tierra, quizá te interese saber que escondes un bajón descomunal que tienes que empezar a conocer.

Tus bajones te definen. Te lo digo yo que desde pequeña he desarrollado una habilidad especial para lidiar con ellos. Durante muchos años adquirí una sensibilidad extrasensorial para abrir todo tipo de neveras y analizar el contenido de cualquier despensa. Amigos, familiares, parejas... nadie se salvó nunca de esta habitual práctica que me llevó a definir mis recaídas en función del tipo de alimento que me llevaba a la boca. Con el tiempo aprendí que estos viajes exprés a los frigoríficos encerraban una verdad muy simple: somos lo que comemos. Si tú también te descubres a veces en estado de engullir todo lo que pillas como si fuera tu último día en la Tierra, quizá te interese saber que escondes un bajón descomunal que tienes que empezar a conocer.

Chocolate y bollería

Lo fácil sería decir que si algo te falta en la vida es sexo. Por lo menos así es como lo demuestran diferentes estudios que vinculan la necesidad de azúcar con la escasez de mambo. Sin embargo, yendo un poco más allá, y sin conocer abiertamente tu historial emocional clínico, el hecho de que te pilles esas sobredosis de chocolate cuando nadie te ve, escondido en la soledad inerte de tu cuarto, me lleva a descubrir que probablemente necesites una carta de amor perfumada de alguien que te quiera. Tus frases típicas mientras atentas contra tu figura son: 'odio a los hombres', 'odio a las mujeres', 'odio a todo el mundo'.

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Los bordes de la pizza

Si eres de los que se come los bordes de la pizza incluso cuando está lleno y sabe que no los necesita, también serás de los que te comes las tabletas de chocolate sin seguir el orden que cada marca propone con sus onzas. En ti está la mano para cambiar el mundo porque eres rebelde y te gusta el cambio, planteas otros puntos de vista pero en ese inconformismo se halla tu desorden. El equilibrio y la armonía de tu vida  se divierten contigo jugando al escondite y, querido, siempre pierdes.


Helados varios

La expresión de comerse el tarro no se creó porque sí. Si estás comiendo helado sin parar y ya llevas más de medio bote, tu vida está en peligro y tu figura también. Sabes que no deberías haberle enviado más de tres mensajes seguidos por WhatsApp y esos quince 'me gusta' a sus fotos de Facebook están muy de más. Ahora te aferras a lo calórico esperando que eso te salve, pero en tu interior la verdad te avisa de que, muy profundamente, la has cagado.

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Bocadillo 'con de todo'

Chorizo con queso, Nocilla y después galletas. Jamón con tomate o mortadela con camembert y, de postre, otra vez, galletas. Si te has lanzado a abrir el pan y meter ahí todo el stock de los supermercados de tu barrio, tu ansiedad te pide ayuda. Además, el problema es que sueles comértelos bastante rápido y ni siquiera eres capaz de saborear bien el mejunje que lleva dentro. Las cosas no te están saliendo como quieres y de ahí tus aventuras con el pan y la mezcla.


Chucherías, snacks y lo que pilles

Mira, aquí no tienes nada que hacer. Si has llegado al punto de zampártelo absolutamente todo, necesitas mucho cariño y nosotros estamos dispuestos a dártelo. Escríbenos en cuanto puedas, que tu caso es bastante urgente y a ver si arreglamos esa desazón que no te deja vivir. ¿Ok?