La tecnología está haciendo un daño enorme a las nuevas infancias, tanto, que no entiendo cómo no solicitan la baja en el colegio por tantas cosas que van a perderse. Claro que ellos ni se enteran, porque tienen sus tablets, sus smartphones y toda una serie de lujos tecnológicos que nosotros no tuvimos y que sin duda nos obligó a desarrollar un ingenio creativo que de aquí a la fama.
Este es un homenaje a todas las experiencias que vivimos en nuestra infancia y adolescencia y que descansarán en paz en todos los corazones de los niños que nunca podrán vivirlas. Por vosotros, por nosotros y por todos aquellos que nos acompañaron durante toda una generación. Empezamos.
1. La tecla REC
Quien no haya vivido el momento de estrés máximo de ir corriendo de un lado a otro de la casa para llegar hasta el equipo de música y darle al REC con la canción de la radio es que ha tenido una infancia muy dudosa. Eso sí que era adrenalina corriendo entre nuestra sangre.
2. No era un estuche, era 'El estuche'
Que tenía que tener de todo y cuanto más petado estuviera, mejor. Si además podía ser de esos metálicos para que al caer al suelo diera la sensación de que estaba aconteciendo en clase la Segunda Guerra Mundial, mucho mejor.

3. ¿Bajas a jugar?
Como tienen WhatsApp, pues ahora se lo escriben. Y si no se lo escriben, las madres lo hacen entre ellas y se preguntan si sus hijos pueden quedar a jugar. Antes bajabas con el bocadillo de Nocilla y tus peores galas y tocabas al timbre de tu mejor amigo y listo. Ahora hay que pasar tantos filtros que solo de pensarlo da una pereza que mejor se quedan en casa.
4. Contestar al teléfono sin saber quién llamaba
¿Y lo emocionante que era un 'quién es' de verdad? Ahora con la previsualización de la llamada nada nos emociona y nos convierte en seres tristes.
5. El mejor helado de la historia
El día que me enteré de que habían quitado FrigoPie quise dejar de vivir.

6. Llamar a móviles desde la cabina
Que si se enteraba tu madre de que se te había ocurrido hacer uso del fijo para llamar a un móvil ardía Troya y tu vida entera. Quien no haya bajado a la calle en pleno invierno, soportando frío, lluvia y copitos de nieve para utilizar cien pesetas y llamar al noviete o a la novieta... muy intensamente el amor no lo ha vivido.
7. El ínfimo espacio de un cd
Eso era peor que que te dejaran. De repente la barra esa en rojo que te indicaba que habías llegado al límite.
8. La tristeza de un disco rallado
Cuántos momentos, cuántas historias, cuántas emociones se iban detrás de cada disco rallado, ¿eh?

9. El Messenger
Tener el Messenger decente es lo que ahora equivale a arreglarse para salir de fiesta. El nick tenía que estar perfecto: buena visibilidad, mayúsculas y minúsculas en perfecta sinergia visual, fotito de perfil súper ok y todos los contactos ordenaditos por sectores. Al "insti" lo que es de "insti" y a "pesaos" lo que va en "pesaos". La organización era vital para una perfecta gestión de nuestra red social.

10. El maqueo de sobres
Maquear los sobre era una norma básica. Efectivamente, hablamos de los mensajes tipo "Corre cartero que esta carta es para quien quiero" y otra serie de vergüenzas que escribíamos sin pudor. Aún así, ya éramos unos adelantados a nuestros tiempos y ejercíamos el poder como podíamos. Y bien que nos iba para tener 13 años.
11. Las películas sin rebobinar
¿Para qué rebobinar la película con lo canalla que era devolverla por el final? Qué malotes.
12. Las sorpresas del Emule
Otra de las grandes historias patrocinadas por aquel burrito de color marrón. Que iba uno tan tranquilo a descargarse algo y luego te encontrabas con cualquier cosa menos con lo que querías. ¿Será o no será? Menos mal que éramos un poco hackers y siempre nos quedaba el Kazaa como segunda opción.
13. Escuchar la música en MTV
Otra de las particularidades de la nueva generación que llega es que no disfrutarán ni consumirán música de la misma forma que lo hicimos nosotros. Los sábados por la mañana era ritual sagrado ponerse MTV y ver uno a uno todos los videoclips mientras tu madre por detrás te iba dando trapitos para quitar el polvo. ¿Ah, no? ¿A ti no te pasaba lo mismo? Mamá, ¿ves como el resto de niños tuvo una infancia diferente? emoticono de cara triste.
14. Sacar una foto con resultado sorpresa
¿Pero cómo coj* sobrevivimos tanto tiempo sin saber cómo salíamos en las fotos? Pero qué autoestima tan alta nos gastábamos, ¿no?
15. La íntima relación entre un casette y un boli
Esto sí que era una historia de amor y no lo de Romeo y Julieta.

16. Navegar por Internet a 52k
¡Y lo flipante que nos parecía en aquella época! Ahora nos bajan la velocidad 1MB y nos sale de dentro la niña del Exorcista en versión 3D. Esto sin contar aquello que de navegar y hablar a la vez era una odisea en el espacio. Primero una cosa y luego la otra. Y así sobrevivíamos.
17. Un videoclub por dentro
Videoclub: dícese de aquel establecimiento comercial donde se alquilan películas grabadas en vídeo y que en la actualidad han sido sustituidos por plataformas de visualización online que son más cómodas pero que no incluyen lo emocionante de ir con los colegas a decidir cuál veréis hoy acompañada de pipas y cacahuetes varios.
Se te ocurre alguna más? Claro que se te ocurren, estas son solo 18 de las miles que existen. Si te viene la inspiración, adelante. Puedes contárnoslas y así hacemos juntos eso de emocionarnos con una infancia cañera que hará historia. ¿Te animas?
Música: Jahzzar
La música empleada en esta locución está registrada bajo una licencia Creative Commons.