Seguro que ya has oído hablar de los nuevos emojis de Whatsapp —la gota roja de la regla, las personas de género neutro, con sillas de ruedas o el perro lazarillo—, pero la última actualización incluye una demanda histórica de sus usuarios: poder rechazar las invitaciones a grupos. Podremos escoger quién nos puede añadir en un grupo de WhatsApp, si todo el mundo, solo tus contactos o nadie, las mismas opciones que ya puedes seleccionar sobre quién puede ver tu foto perfil, estado o última hora de conexión.
La actualización la ha encontrado el portal WABetaInfo hurgando en los códigos beta para iOS, aunque todavía no tiene fecha de estreno. La función también estará disponible para Android y se podrá seleccionar en las opciones de privacidad. Si eliges que no quieres recibir invitaciones de nadie, cuando alguien te añada a un grupo recibirás una alerta que podrás aceptar o filtrar y que desaparecerá a las 72h. Para que puedas entrar pasado este tiempo, tendrán que volver a enviarte una solicitud.
Así que sí, por fin dejarán de meterte en esos insoportables grupos multitudinarios en los que se mezclan mensajes, memes, frases motivadoras, vídeos de mierda y textos de copia-pega con noticias falsas más propios de un infierno de Dante cibernético que de lo que quisieras que fuera tu móvil. Hemos reunido diez de los grupos más insoportables a los que no estarás obligado a entrar y evitarte el clásico "X salió del grupo":
1. El de la fiesta sorpresa de un amigo donde apenas conoces a tres personas y se pasan el día hablándose con bromas internas que ni vas a pillar ni tienes ganas de hacerlo.
2. El de comprar un regalo a alguien para un cumpleaños donde solo se discute porque “es demasiado caro”, “a mí me parece caro”, “yo prefiero regalar algo artesanal”, y que al final solo sirve para montar un álbum de fotos donde solo sale el que se come el marrón.
3. El de familia lejana con tus primos y tíos del pueblo, esos que repudias y que no dejan de enviar bromas machistas, racistas y cuñadas.
4. El típico para organizar el trabajo en grupo con PowerPoint. Siempre son iguales: están los mismos miembros del equipo —el que no hace nada, el que necesita quedar sí o sí para organizarse, el que no llega a la fecha, el que habla una vez y desaparece…— haciendo las mismas preguntas —“¿Cómo nos lo dividimos?”, “¿quién hace esta parte?”, “¿hacemos PowerPoint con Drive o lo hacemos bonito?”—. Pereza.
5. Si tienes hijos ya habrás sufrido uno de los grupos de WhatsApp más odiados: el de los padres del cole. Consisten en una amalgama de decenas de personas que hablan de cosas privadas, compartiendo opiniones políticas que nadie ha preguntado, con bromitas internas que no dudan en soltar, lleno de eyaculadores precoces de copia-pegas que dan al botón de reenviar de forma automática a todos los grupos y en los que hay un ambiente de crispación generalizada que puede convertir una charla sobre cereales en una encanizada discusión.
6. El de despedida de soltero, donde se cumplen todos los topicazos. Nombres llenos de emojis, muchos “JAJAJAJA” —en mayúscula, así frenético—, fotos de tíos y tías buenorras y mucho “oleeeee”, “fiestaaa”, “tíaaa”, “brooo”, y palabras cortas que cuanto más alargan sus vocales más urticaria dan.
7. El de organizar un viaje también es durísimo y ojalá poder haber rechazado la invitación a todos en los que nos han puesto hasta ahora. Las peleas son obvias. Primero por la destinación, luego por el hotel, luego por las actividades, luego se vuelve a la destinación porque “oye, mira, que hay vuelos baratos para Ibiza en estas fechas”. Un follón para acabar al final de road trip por Cuenca.
8. El mítico grupo de reunión de exalumnos o de amigos del Erasmus. Te meten y claro, queda feísimo irte, pero es gente que da palo y que ya has borrado de tu vida. Que no te importaría verlos de tanto, pero es que escuchar cada día sus batallitas nostálgicas por el grupo te da pereza. Ya has pasado página, a ver cuándo ellos superan esa etapa que ya ha acabado.
9. También cuando llegas a un nuevo piso toca el grupo de la escalera. Conversaciones pasivoagresivas, recriminaciones y acusaciones adobadas con el típico que se cree gracioso pero que no despertaría ni un aplauso del nada exigente público de La ruleta de la suerte de Antena 3.
10. El de la oficina que se habla de la vida privada. Obvio no puedes irte porque los ves cada día. Son las personas con las que más relación diaria tienes. Pero a Dios pones por testigo que si vuelven a enviar fotos de sus hijos y a hablar de la vacunación de sus perros, tirarás el móvil por la ventana y te irás a vivir de tus propias cosechas a un monasterio.